Coqueto restaurante de cocina vegetariana. Destacan sus ensaladas, verduras al curry, macarrones a la rústica, pastel de patata y pimiento, quiches (de berenjenas, de espárragos...), arroces (frito, agridulce...), tarta de champiñones, soufflée de queso azul. Entre los postres, kéfir con miel, kiwis con nata, mousse de chocolate, pastel de chocolate y naranja, pastel de especias con yogur. El servicio del vino, flojo, tanto por su cantidad como por su calidad. Los únicos vinos mencionables eran un "Marqués de Cáceres" (13’50 €) y un "Viñas del Vero Crianza 2001" (10 €). El resto, aragoneses de mediana calidad. Las copas tampoco eran apropiadas. El café, de cafetera de émbolo. Pero por la calidad de la comida merece la pena repetir.
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