Restaurante japonés de estética acorde a la cocina, reservados con tatamis

Restaurante japonés de estética acorde a la cocina, reservados con tatamis y mesas bajas para comer sobre él.
Cocina japonesa algo simple, nada nuevo y de calidad dudosa. Muy detrás de las grandes ofertas actuales de la ciudad. Tal vez hace unos años este restauranté nos sorprendía por ser de los primeros de la cuidad pero hoy en día no es una opción demasiado acertada. Eso sí, sus precios son comedidos y es más económico que el resto de estas propuestas.
Servicio atento, como todo el servicio asiático, pero que deja de lado el vino, selección escasa y algo descuidada que no permite el disfrute de los caldos.