Tenía curiosidad por poner a prueba este bien valorado restaurante, sito en pleno corazón del barrio del Carmen. Llamé por un viernes por la tarde para reservar y por poco no lo consigo. Parece que el atractivo menú de noche a 25 euros (3 entrantes, plato principal a elegir, agua y postre) y la acertada propuesta "Con tu vino bajo el brazo" han surtido efecto: el restaurante estaba hasta la bandera, con una clientela formada por algunas parejas y bastantes más mesas de grupos.
El local en sí ya ha sido descrito en anteriores comentarios. La decoración es algo espartana pero acertada, basada en colores blancos y claros y algún detalle que cumple con su cometido y aporta color al conjunto. Se accede al comedor por una empinada escalera, siendo éste suficientemente amplio para días normales y en exceso ruidoso para fines de semana, según pude comprobar. No obstante, es lógico el barullo teniendo en cuenta el dato de las mesas "de grupo" que, como es frecuente, acaban modulando los decibelios de las conversaciones (tuve que hacer algunos esfuerzos para escuchar lo que me decía mi pareja, a escasos centímetros de mi...). En fin, gajes del fin de semana.
Por lo que respecta al citado menú, me pareció equilibrado y correcto. Incluso los que tengan buen saque quedarán satisfechos. Los entrantes, bien: rollitos de berenjena para abrir boca, un surtido de ibéricos que daba excesivo protagonismo al chorizo -acompañado de tomate rallado y pan tostado- y una bien resuleta ensalada templada con virutas de jamón, dados de queso (me pareció fresco) y fresquísimo verde. El plato principal es, como decía, a elegir de entre las carnes y pescados de la carta -creo que también se puede elegir el arroz del día, aunque yo eso de arroz para cenar...-. Esta elección presenta, eso sí, ciertos condicionamientos -lógicos, por otra parte- como el suplemento de 3€ en el solomillo a título de ejemplo (había alguno más, pero no lo recuerdo). Pedimos carne, en concreto mi pareja un secreto IMPRESIONANTE, de los mejores que he probado y que debí haber elegido (las mujeres y su instinto, ay...) y yo una carrillada en salsa muy bien de sabor y textura, cocinada a fuego lento como rezaba la carta y pudieron constatar mis papilas gustativas. No tuve que usar el cuchillo pue se desmenuzaba sola. Sabor fuerte, al compás de la salsa y del tipo de carne. También recomendable. Ambos platos fueron acompañados de una bandejita de patatas gajo, con sal gorda, muy ricas y al centro. Para terminar, un surtido basado en dos tartas (queso, normal; chocolate, buena buena)y una bola de helado de vainilla. El café y la caña inicial-ritual aparte, algo subidas de precio aun siendo otro aspecto comprensible.
Para beber tomamos un Quinta de Tarsus 2004, Ribera del Duero, que llevé "bajo el brazo", y por el cual sólo cobraron un simbólico 1'5 € por persona en concepto de descorche. El vino, como lo llevaba yo, lo recomiendo sin duda. Excelente para el tipo de cena descrita. Su servicio, imagino que algo limitado debido al aforo; copas correctas, dado a probar y "sansacabó". Pero tampoco vamos a ponernos excesivamente exigentes, pues en otros lugares (la mayoría, atendiendo a la RCP ofertada) es muchísimo peor.
Para finalizar, agradecer al personal su simpatía y buen hacer, desde los fogones hasta el servicio y pese a la cantidad de gente y comandas que, imagino, tenían esa noche. Sin duda, un lugar muy recomendable y que ha sabido abrirse paso entre sus competidores gracias a promociones y propuestas la mar de interesantes.
Volveremos!!