En un sitio precioso del Empordà, dentro del pequeño hotel del mismo nombre, con un maravilloso jardín, éste pequeño restaurant tiene una gran cocina mediterránea con productos de proximidad y con un buen servicio de vino dando prioridad también a los vinos de la zona. Un servicio muy cercano, agradable y profesional. La carta dando prioridad a productos de proximidad y de la propia huerta y jardín. Tomamos un vino de Sota els angels, Flow, rosado muy agradable. Comenzamos con un gazpacho de remolacha y fresa con recuit, fantástico. Un ceviche  fresco y genial. Y un salteado de calamares con espárragos verdes, panceta y romesco muy rico. Y para acabar, cómo no, un recuit de fonteta. Un restaurant agradable, muy disfrutable y de gran cocina. Y cómo no con una música relajante que te acompaña la comida. Muy, muy recomendable