Solete Repsol

Local de barrio en la salida de Valencia hacia Burjasot y que dispone de amplio aforo, con un doble salón interior con la barra a la izquierda de la entrada y mesas dispuestas aprovechando espacio pero sin regatear en mesas redondas y tamaño de las mismas, sillas cómodas con vasos, vajilla, copas y menaje en general cumplidores.

El servicio en sala es muy atento y la salida de platos de cocina es asombrosamente rápida para lo lleno que está el local; de hecho los entrantes vinieron todos juntos y nos llenaron el centro de la mesa.

Funcionan con carta donde predominan las brasas y los arroces pero con una buena cantidad de tapas clásicas y alguna de las imprescindibles hoy en día. Hay un menú del día (selección de la carta) que por lo visto en las mesas es el leitmotiv de muchas visitas; de hecho íbamos con intención de tapear y luego unas carnes a la brasa compartidas y nos apuntamos al menú del día (16,90€). Consistió en:

. torreznos de Soria con guacamole y cebollita roja caramelizada: bien preparados y el contraste de la caramelización de la cebolla aporta. Muy bien.

. gyozas: algo que no falta como relleno en las tapas de todos los sitios, al menos estaban más sabrosas de la media; dos por persona.

. croquetas cremosas de buey: tamaño tirando a pequeño, buen rebozado exterior y gran cremosidad y sabor interior. Más que bien; una por persona.

. fideuá negra con calamar y gambitas (suplemento 3€ p.p.): llegó muy caliente y con algo de caldo residual servida al centro de la mesa y, por ansias, la comimos sin dejarla reposar lo suficiente; aun así estaba buena de sabor tras añadirle algo de sal, bien de un fideo fino y bien de cantidad de tropezones con 3 gambitas arroceras y un buen gambón por ración. Notable alto.

. torrija casera con helado x 3: sorprende que el pan consiste en medio panecillo tipo bocadillo; bien empapado y buen aporte de un helado, creo, de horchata. Referido como bueno.

. tarta de queso casera: hecha con leche de cabra lo que le aporta diferenciación pero habrá quien se sorprenda negativamente. A mi me gustó por su sabor más potente y ser diferente.

Parar beber una cerveza, un tinto de verano y un par de aguas incluidas en el menú y de extra Les Alcusses 2020 tinto un multivarietal del Celler del Roure con servicio básico; un vino para no fallar.

Unos cafés finales y nos quedamos comentando en la sobremesa que nos vamos sin probar sus especialidades: sus especiales bravas, sus tacos de carne, sus brasas, el arroz, tiramisú servido en cafetera... Vamos que no pedimos nada de lo previsto. No me extraña el solete Repsol.