Situado a muy poca distancia de un gran centro comercial de la Jonquera, en un montículo donde se erigió un castillo y una torre de defensa se ubica este restaurante que es una alternativa a la oferta de restauración que ofrece el propio centro comercial.

El restaurante tiene varias salas aprovechando la estructura inferior del castillo con construcción de piedra y diversas arcadas, teníamos reserva a las 13,30 y llegamos con antelación, poco mas de las 13h, el local lleno al 80% y las mesas ocupadas por ciudadanos franceses, el propietario o encargado del local también es de esta nacionalidad. Su oferta gastronómica está basada en platos de la cocina tradicional catalana y varios tipos de arroz que es lo que servian a la mayoría de mesas vecinas.

Las mesas bastante juntas, local muy ruidoso, mesas de madera con sets individuales de material plástico, cristaleria básica

La carta de platos y la de vinos reducidas a una mínima expresión.

Nos sirvieron un aperitivo a la espera de los primeros que fueron

- Tostada con tomate de anchoas y pimiento escalivado

- Carpaccio de pies de cerdo

Seguimos con

- Suprema de corvina a la plancha

- Costillas de cordero a la brasa, muy pasadas de cocción

Postre

- Uno solo, sorbete de mojito, con exceso de ron añadido

Para beber pedimos una botella de cava, de las tres referencias relacionadas en la carta solo disponían de una, el cava de la casa, era el cava ideal para beber en porrón.

Terminamos con dos cafés

Servicio atento con ganas de agradar, fue una elección de última hora y pienso que difícilmente volveremos