Chiringuito en el puerto

Tras una mañana visitando con paraguas las playas del País Vasco francés y con pocas opciones culinarias en un lunes de invierno lluvioso, optamos por comer en Biarritz buscando ostras y algo de marisco. 

Tras un complicado acceso y difícil aparcamiento por lo reducido del espacio del llamado puerto viejo de pescadores de la ciudad, encontramos esta especie de chiringuito portuario que dispone de una terraza exterior cercana al mar y con vistas a la monumental iglesia de la ciudad; podría ser muy agradable si no hiciera el viento y frío del que disfrutamos hoy. El interior con una mesa de gente amiga del encargado (¿dueño?) y nosotros; la decoración es tipo naif marinero y nos atienden en un esforzado castellano de forma muy amable y cercana con buenas recomendaciones (nos descartó el postre pedido y cambiamos).

Para beber una copa de vino blanco Dena Dela un curioso vino de uvas Ugni Blanc & Colombard que se fermenta en cubas a 11 metros bajo el mar (San Juan de Luz); la otra copa, también de vino blanco, fue de Chemin des Pèlerins de las mismas uvas pero con crianza tradicional y que resultó más afrutado. A destacar la carta de bebidas, no solo de vinos, muy por encima de variedad de lo que suele haber en estos sitios de España.

Para comer y sacado todo a la vez por nuestra errónea petición, elegimos de la carta:

. ostras x 12: buen tamaño, muy carnoso y buen punto de salinidad; se acompañan de la opción de mantequilla (¿?) o bien limón (lo mejor) y una salsa con algo de vinagre y frutos rojos. Excelentes.

. navajas: buen tamaño, estaban algo duras (poco cocidas) y se presentan con una vinagreta que parece llevar algo de chorizo. Desconcertado me tiene.

. berberechos: buen tamaño con un poco de mantequilla y perejil. Notables.

. plato de verduras: me parecía inicialmente un error y resultaron un variado de verduras al dente más que notables.

. pastel vasco: a modo de bizcocho horneado con algo de crema pastelera en su interior. Me gustó conocerlo.

Rematamos con un par de cafés por persona en la sobremesa para ver si paraba de llover; los primeros fueron carajillos descafeinados (aquí el cremaet es utopía) y los segundos cafeinados sin alcohol ya que los anteriores eran más un roncillo de café que un café con ron. Queda por hacer carretera con el limpiaparabrisas en marcha.

Si hay una próxima vez y que no sea lunes, iremos a por algún pescado que tenían en carta. Tienen además un menú con pescado del día por 26,50€.