A la tercera

Subiendo hacia Irún y tras un fallo de restaurante en la zona por cerrado y otra por completo, tomamos el plan C y resultó mejor de lo esperado, con un pequeño desvío de la carretera principal (como casi todas las buenas opciones de la zona). El nombre corresponde a un monte cercano y tiene una parte de hostal añadida; la pequeña población tiene unas bonitas casas señoriales y algún palacete. Tiene recomendación Michelín 2010.

Se trata de un local en la zona del valle de Batzán con más de 35 años a cuestas y llevado por los hermanos Olondriz y donde se realiza una cocina tradicional con buen producto incluso de la propia huerta destacando el apartado de postres caseros.

La decoración da un ambiente entre rústico y elegante pero sobre todo entrañable de buena casa antigua con sus muebles y lámparas, con anchas mesas bien vestidas, mantel y servilletas de tela, copas de Marqués de Murrieta, vasos vajilla y cubiertos más que correctos. El servicio amable, eficiente, consiguiendo que te encuentres a gusto y eso en un festivo a medio día con el local a tope. El ritmo de platos desde cocina fue bueno.

Dos para beber poco (destino Irún); se agradece la botella de agua filtrada de la casa a coste cero; nos conformamos con un par de vermuts que resultaron ser valencianos: Vittore blanco y Vittore tinto bien preparados. Se acompañaron por cortesía de la casa de un pinchito (palillo) con un champiñón.

Lo de comer ya no viene tan limitado, así que, con un buen pan elegido entre blanco, de calabaza o de semillas, nos atrevemos con el clásico primero, segundo y postre en plan individual:

. consomé de carne: un buen tazón de consomé de caldo de carne para atemperar el cuerpo que aquí aún es invierno y lluvioso. Muy bueno.

. alubias rojas del Batzán: buen guiso de alubias (alguna rota al moverse en el puchero) y les acompañan unas buenas piparras sentiditas. Notables.

. cogote de merluza: cogote y cabeza de la merluza en buen punto de fuego pese al grosor de la pieza; acompañan unas verduras y patatas cocidas laminadas. Muy bien.

. txuleta de vaca: con un peso de 600 grs una tierna txuleta perfectamente de punto tricolor (exterior sellado, carne braseada y carne roja en 3 capas siendo mayor la roja); acompañan unas patatas fritas caseras crujientes. Muy bien.

. sorbete de mandarina al txacolí: referido como muy bueno y en ración abundante, aunque un poco menos de vino hubiera estado mejor ya que se apoderaba ligeramente cuando en realidad buscas más el frescor del postre.

. cuajada casera de oveja al kixkulurrin: la ración es tal que se sirve en plato y acompaña su propia miel; una calidad excepcional con un sabor como antaño sin perder elegancia. Excelente.

Me llamó la atención que había un vino dulce valenciano (como el vermut) poco común, Cuba Vella, y me dijeron que salía y gustaba mucho; no me extraña.