Pizzas romanas de autor

No todas las pizzas son iguales como no es igual un arroz meloso, caldoso o seco, y menos una paella. Aquí la especialidad son las pizzas romanas que se caracterizan por tener de base una fina masa, muy fina y hornearla más tiempo con lo que queda seca y crujiente. En esta especialidad han conseguido ser, en concurso en Italia, el 6º puesto mundial, que no es poco, quedando en el top de las 100 mejores pizzerías del mundo.

El espacio físico es tipo tubo pero ancho de forma paralela a la calle dejando a la entrada la barra y a su espalda la cocina y enfrente una pequeña mesa, para pasar a una terraza cubierta muy luminosa y decorada con pequeñas plataneras, y seguir con otra descubierta que debe ser gozada de verano; las mesas con mantel individual, sillas no muy cómodas, copas, vajilla, cubiertos sencillos. Todo ello situado en las afueras del pueblo de Rocafort en zona de chalets de buen nivel y por tanto, sin problemas de aparcamiento.

El servicio muy amable y cercano en constante preocupación de si todo va bien. Llego demasiado pronto aunque en horario de la web, y me invitan a espera a que cocina funcione tomando una cerveza; me sorprende ver en barra que tiene cerveza propia artesanal: cerveza Dalpiôt etiqueta negra, así que a probarla siendo de color casi tostada, algo baja de gas pero cumplidora. Luego hizo falta algo de vino y aparte de la casa, me ofrecen y acepto copa de Habla del Silencio tinto que traen servido de la barra.

Para comer, aparte de unos cacahuetes fritos con la cerveza, y consultado el consabido QR tienes en carta diversas opciones, aparte de mucha variedad de pizzas; avisado de que la pizza es de buen tamaño, dudo en un entrante y aunque sea el menos italiano, me quedo con:

. gyozas: 6 piezas con carne de cerdo desmenuzada, buena textura de la pasta, casi crujiente. Más que bien.

. pizza de Fabri: recomendada como la que no hay que perderse y la verdad es que la base es ultrafina y muy crujiente (debido a larga fermentación), más que una oblea y lleva 2 buenas lonchas de mortadela de Bolonia y una estupenda burrata para desmenuzarlas y repartirlas sobre esa base siendo ambos productos de alto nivel; por encima en forma de gotas pesto casero con pistacho y albahaca con una base de nata. El hecho de que la masa sea fina y crujiente, sobre todo los bordes, no quita que el tamaño sea considerable.

No hubo postre aunque panacotta y tiramisú caseros tenían buena pinta.