Se trata del primer local de la empresa Stella que abre en Valencia y con una cocina de no-stop pues incluye por las mañanas la opción de almuerzos que es nuestro leitmotiv de visita.

Está en una esquina amplia con zona de terraza de verdad (no solo mesas en acera) y un interior con una decoración tan llamativa como difícil de encuadrar pero donde destacan los neones que son marca de la casa. Está bien y curiosa aunque no la pondría en ningún lugar de mi casa.

El servicio con una encargada (se encarga de todo y bien) y 3 más en sala no puede ser lento aunque esté lleno como hoy, a lo que añadir algunas mesas de terraza. En el interior mesas y sillas de madera pintada de blanco, una buena barra de servicio y muchas cristaleras para aprovechar la entrada de luz y ahí nos ponemos. Importante que se puede reservar mesa y hora y seguro que en fin de semana es imprescindible.

La carta de almuerzos contiene una parte de clásicos, otra de mejoras y otra de "champions" con opciones más complejas e interesantes; hay versión normal (media barra cumplida) y versión XXL con posibilidad de partir bocadillo como vimos en alguna mesa.

El gasto consiste en platillo de aceitunas y cacahuetes tipo collaret que se queda algo corto de ración cuando somos 4 comensales (curioso que la ración sea igual para 1 que para 4); la bebida coincidimos todos en vino (habitual S´M tinto de muchos locales de almuerzos) y gaseosa de extraña marca.

Lo importante:

. Toro y la Luna: guiso de rabo de toro durante 4 horas a baja temperatura, huevo frito, pulled pork y fundido de queso de oveja: con un relleno en cantidad adecuado y unas carnes en buen punto hacen que al romperse el huevo se produc¡zca una mezcla sabrosísima. Recomendable.

. The Boss: ternera Simmental madurada, bacon, queso cheddar y patatas a lo pobre: referido como sobresaliente.

. Caballo clásico: carne de caballo, patatas a lo pobre, ajitos tiernos y huevo frito una propuesta clásica de muchos sitios que aquí cumple notablemente y sobresale por el huevo añadido.

. Stella: carne de caballo, queso camembert, foie y cebolla caramelizada: una versión del clásico (sin huevo) acabó referido como casi sobresaliente.

Los cremaets algo pequeños pero bien preparados y una larga sobremesa a la espera de preparar pronto las mesas que vienen los de medio día; esa es otra guerra, como la cena que por la noche debe parecer un restaurante (parque) temático y esos son otros clientes muy diferentes.