Imprescindible e impecable

local situado estratégicamente en el centro histórico de la ciudad de Tarragona, al lado de la catedral. Decoración sorprendente, supermoderno, pero muy confortable, mesas con adecuada separación entre ellas, montaje perfecto, vajilla, cubertería y cristalería impecables. Punto y aparte merece el servicio en sala, Quintín es un magnífico jefe de sala, sin agobiar, discreto, cuando se le solicita aconseja a los clientes siempre con educación y sin intentar sacarte los ojos –como en otros sitios-. Mención aparte merece Ana que es una magnífica chef, profesional, preparada y que se preocupa por cambiar la carta cuando cambian las estaciones y los productos de temporada. Mantiene siempre un menú de degustación de platos clásicos que se llama Intocables en el que encontramos:
- Falso raviolis de Tarragona al ajillo –delicioso y delicado en texturas y sabores-.
- Crema de foie con cítricos y jengibre –un plato para entretenerte con la cremosidad y los sabores, da pena que se acabe-.
- Coulant de pulpo, patata, huevo y butifarra –creación que yo calificaría de genialidad, se me hace la boca agua cuando recuerdo los sabores de ese puré casero mezclado con la yema y el pulpo, mmmmm-.
- Bacalao con pil pil, trinxat de col con butifarra negra –original guiño a la cocina catalana tradicional, perfecto el punto del bacalao-.
- Timbal de steack tartare con berenjena y foie –este es mi punto débil, un Steack tartare delicioso con la sorpresa de la berenjena y el foie-.
- O Asado de tira de Wagyu (tipo Kobe) con ensalada de manzana y pepino –en esta ocasión mi marido optó por esta carne con suplemento, casi no me la deja probar pero al final gané y la verdad es que tiene un sabor especial, es puro producto y punto de cocción-.
- Maracuyá, yogurt y melón –otra genialidad, delicioso, fresco, sabores intensos mezclados con maestría-, brownie y ganache de chocolate con helado de caramelo –especial para golosos, delicioso-.

Otro cantar son los menús de temporada, por lo tanto yo recomiendo visitar el restaurante al menos dos veces, una para los Intocables y la 2ª para el menú de temporada. Mención aparte merece la carta de vinos, magnífica selección de vinos de la zona a precios más que razonables para lo que se estila en los restaurantes, yo recomiendo preguntar a Quintín que os aconsejará y os sorprenderá.
Por cierto imprescindible el Vermouth de la casa, Quintín lo borda. También se ofertan maridajes con los menús, si son atrevidos y unos enólocos de los vinos andaluces 30€ y si no 15€. El menú degustación 50€ -precio imbatible por la calidad que se ofrece-. En resumen, lugar imprescindible en nuestras visitas a Tarragona, siempre volveremos.

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