Uno de los clásicos de la ciudad

Dispone de un pequeño gastrobar a la entrada, que da paso a un comedor de dimensiones respetables. Servicio muy amable y profesional. Mantelería de tela. Buen menaje. Ofrece carta y varios menús. Carta de vinos bastante completa, con algunas referencias de la zona. Precios entre x1,5 y x2. Buenas copas. Servicio consistente en apertura, prueba y prácticamente estuvieron llenando durante todo el servicio.

Almuerzo para cuatro. Reservamos el menú Fortuny (70 €) porque nos lo recomendó un cocinero de la zona, explicándonos que, en su opinión, era el que mejor representaba los productos de proximidad y la cocina del dueño.

- Ensalada líquida de tomate

- Nuestro calabacín

- Salmorejo de pimiento Palermo

- Tarta de gamba roja de Alborán y salsa tex-mex

- Pescado de lonja a la bullabesa

- Pulpo seco con salazones y ajoblanco

- Mormo de atún rojo de Barbate en suave escabeche

- Steak tartar 60/40 de vaca rubia y presa 5j

- Cordero segureño de los Vélez con suave mole

- Buñuelo de leche frita

- Choco, pan y AOVE

- Bocadito dulce

Para beber, un par de botellas grandes de agua (3,50 €/ud), una botella de Cristina Calvache Jaén blanca 2023 (28 €) con su cubitera, una botella de Carmelo Rodero TSM 2021 (96 €) y un par de cortados (1,80 €/ud).

Nos costó decidir qué plato nos pareció el mejor y cuál el peor, ya que nos pareció un menú muy equilibrado, sin apenas altibajos. Coincidimos en que el producto era de gran calidad, bien tratado, bien presentado y a un precio que, para alguien de Barcelona, es un auténtico regalo.

Nos pusieron en una mesa enfrente de la cocina abierta, por lo que también pudimos disfrutar del espectáculo de ver trabajar al personal de cocina. Y la temperatura del comedor nos pareció estupenda... que no es tan fácil de encontrar en agosto en Almería.

Aparcamiento fácil por la zona.