Local situado en la zona industrial de la población en una esquina con un amplio comedor interior diáfano y la barra de servicio al fondo siendo menos ruidoso de lo que puede impresionar de entrada. En la calle dos coches de policía aparcados que son sinónimo de que vamos a buen sitio a almorzar.

Entrando te encuentras la cola que acaba en una ventana a la cocina donde tienes que hacer el pedido para que luego te lleven a la mesa casi de forma inmediata el servicio. Mucha gente y mucha rotación gracias a dos camareros entrados en años (¿Manolo y Boro?) que se afanan en preparar las mesas y en llevar los almuerzos que han preparado dos cocineras de la misma edad (¿sus parejas?). 

En la mesa traen los correspondientes cacahuetes con corteza y unas aceitunas con piparras (más bien picantes) y la bebida que fue vino tinto básico de DO La Mancha (Abadía del Roble) con gaseosa.

Hoy es jueves y tienen plato especial:

. manetas guisadas con patatas fritas: las patatas algo reblandecidas pero las 3 (tres) manetas (manitas -pies- de cerdo) enteras estaban de muerte: carnosas, sabrosas, perfectas de fuego sin pasarse, buena salsa que requiere algo de pan. Imprescindible.

Los demás, vecinos y compañeros del "esmorzar", pidieron:

. lomo adobado con col frita: buenas lonchas de un lomo bien adobado y jugoso con una col que necesitaba un poco más de fritura para mi gusto. El pan de nivel más que correcto.

. plato con tortilla de patatas, embutido y col frita: referido como buena la tortilla y el embutido (chorizo y morcilla de cebolla); la col fue la misma y las sensaciones las  mismas.

Unos correctos cremaets, la consiguiente sobremesa que requirió ampliar con café, copa y carajillo (cada uno eligió) mientras veíamos reponer mesas y entrar y salir a la gente.