Buen descubrimiento. A tener en cuenta, si no se pasa lejos, ya que como bien dices queda algo alejado de todo, pero nunca se sabe...
Un fuerte abrazo
Cal Trunfo está ubicado en una nave industrial de un mini polígono de la pequeña población de la Torre d’Oristà en la comarca del Lluçanés, su chef y propietario Isaac Monzó original de Barcelona tuvo durante cuatro años un restaurante en Lluçà, posteriormente estuvo cuatro años formando parte del equipo de cocina de Els Casals en Sagàs, pasando también por la cocina del Alkimia ha sido también durante siete años profesor de L’Escola d’Hostaleria d’Osona.
El xef elabora una cocina del chup chup con guisos sin prisas y salsas y fondos bien elaborados, se suministra directamente de los productos de temporada de productores del territorio más próximo.
La decoración es inexistente, dos mesas bajas con sofás a la entrada junto a la vidriera y como elementos a destacar un antiguo pupitre de escuela de madera de dos plazas, aquellos que se abrian por la parte superior incorporando dos tinteros de porcelana y un banco corrido y una antigua nevera de madera con varias puertas que originalmente eran de hielo y en muchos casos se han reaprovechado electrificándolas. Las mesas con una adecuada separación son de madera desnudas con manteles individuales de madera con el menú impreso, servilletas de papel simil tela. Eramos un grupo de siete personas y dada la variedad de platos que pedimos me limitaré a describir únicamente los que pedimos mi mujer y yo.
Para empezar y compartir pedimos
- Siete croquetas de jamón hechas en casa, crujientes por fuera y melosas por dentro. Muy buenas
- Cuatro croquetas de pollo, igual que las anteriores.
- Patatas Bravas
Entrantes
- Coca de sobrasada de Cal Rovira, albaricoque y miel, coincidimos los dos
Segundos
- Fideos con sepia, calamar y alioli
- Codillo de cordero con patatas y romero
Postre
- Café irlandés
- Lemon pie con sorbete de limón y albahaca.
Platos que pidieron otros comensales y merecieron comentarios favorables, risotto de setas, rabo de buey, calamares con albóndigas de su tinta, pie de cerdo relleno de carne de perol.
Para beber una cocacola, dos botella de agua de un litro y dos botellas de vino Blanc Subur, acogido a la D.O Catalunya y elaborado por Celler de l’Hospital de Sitges con la variedad autóctona de Malvasia de Sitges.
Terminamos con dos cafés y dos cortados
Una buena opción con una muy buena RCP, no sé si es una ventaja o desventaja el que se tiene que ir expresamente a esta población que está en una carretera secundaria lejos de las grandes nudos de comunicación.
Con las amenas conversaciones que íbamos manteniendo se me olvidó hacer las fotos, las fotos que acompañan este comentario son sacadas de su propia página web y de internet
Fachada del restaurante
Coca con sobrasada de Cal Rovira,
Codillo de cordero
Rabo de buey
Buen descubrimiento. A tener en cuenta, si no se pasa lejos, ya que como bien dices queda algo alejado de todo, pero nunca se sabe...
Un fuerte abrazo
Un lugar al que hay que ir expresamente, pero una vez allí y disfrutando de sus platos merece la pena el desplazamiento.
Un fuerte abrazo
Que vida más dura la del gastronómada jajaja
Un saludo
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