Primer almuerzo de las vacaciones. Decoración minimalista. Servicio profesional, aunque nuestro camarero tenía una cara agria que daba grima (igual tenía un mal día o nos escuchó hablar en catalán o no le gustó que pidiésemos un vino catalán, porque en las otras mesas no era ni mucho menos tan seco). Sin manteles, servilletas de tela, menaje de nivel. Tienen carta y un menú degustación. Habíamos visto en internet que tenían un menú a mediodía por 26,50 € (menú "todos los morros") y nos fuimos directamente a él. Consiste en 3 platos de la carta (las raciones son más pequeñas y algunos no se pueden elegir), postre, pan (muy bueno) y agua o una copa de Rioja. Presentaciones bastante cuidadas en general. Carta de vinos bastante completa con precios x1,5 aprox. Buenas copas. Servicio consistente en apertura, prueba y primer llenado.

El menú constó de los siguientes platos:

- Carpaccio de gambas, caviar de sus cabezas y salmorejo - Ligero, sabroso y refrescante.

- Patatas bravas riojanas hojaldradas - Ya habíamos probado algo similar a ese corte de las patatas, pero las salsas estaban de rechupete.

- Tartar de tomate con boquerones y ajoblanco - Delicioso, aunque la flor no me aportó nada.

- Judías verdes con jugo de chipirón y parmentier - Sabrosas y ligeras.

- Rodaballo al papillote con verduras - Ligero y sabroso.

- Solomillo con salsa cazadora, mantequilla Café París y patatas - Delicioso.

De postre:

- Mousse de yogur con fruta de temporada - Bien.

- Tarta de chocolate con helado de vainilla - La presentación es de menú de barrio, pero estaba riquísimo.

Para beber, además del agua que entraba en el menú, pedimos una botella de Mestres Visol 2015 (35 €), con su cubitera, que cumplió muy bien con el menú.

Si pilláramos algo parecido por Barcelona...