Situado a poco más de 10 minutos de la Catedral. Local amplio con una terraza generosa. A pesar de su decoración, la comida es bastante tradicional en general, aunque con algunas presentaciones elaboradas. Servicio atento. Manteles y servilletas de papel, menaje correcto. Amplia carta con tapas, raciones, ensaladas, carnes al Josper y media docena de postres caseros. Miré la carta de vinos por curiosidad. Vinos de gama baja que no me interesan en absoluto.

Cena ligera para dos.

- Ensalada tropical (16,50 €) - De tamaño generoso. Ligera y refrescante.

- Patatas bravas (9 €) - Bastante bien.

Para beber, una botella grande de agua (3,10 €) y un refresco (2,90 €). Con la bebida nos sirvieron unos huevos rellenos bastante ricos.

Fue nuestra primera visita, pero no la última. A pesar de estar claramente enfocado a gente más joven, la comida no está nada mal y el precio nos pareció más que correcto. Mejor para cenar, al menos en verano.

Tienen un par de locales más.