¿Un local más en Ruzafa? Ruzafa es la zona en Valencia más de moda para encontrar restauración abundante y diferenciada con un funcionamiento en muchos casos ininterrumpido desde los desayunos/almuerzos hasta las copas después de cenar en 7 días a la semana, como es el caso que nos ocupa.

Además en los almuerzos (esmorzar valenciano) también hay algo diferente. Por supuesto que mantiene los cacahuetes con corteza (básicos) y las aceitunas y algún encurtido (mejor que la media) pero el dueño ha decidido que rellenar bocadillos y tener mucha variedad de producto para rellenarlos no es su guerra y obliga a más gente en cocina y para eso ya hay otros que lo hacen bien.

Unas pocas mesas en una acera estrecha no invitan a quedarse fuera; el comedor interior con decoración rompedora (punto mexicano) con una enorme barra a la izquierda con la cocina en su trasera dejan un poco de espacio a la entrada y también de forma paralela a la barra con un especio final, al fondo, rectangular más amplio; nos colocan nada más entrar entre la puerta y la barra dejándonos en un sitio cómodo juntando una mesa de 4 y otra de 2 porque no son muy anchas. Son mesas sin mantel, sillas de formato antiguo de salita.

El servicio a cargo fundamentalmente del que ejerce como responsable y dueño es bueno rápido y amable con buena rapidez de salida de las tablas por parte la cocina. Nos cantan y nos encarrilan hacia su especialidad desde pie de mesa, pero como venimos a ello... Para beber la mayoría del grupo de seis tomamos vino (Abadía del Roble tinto) con gaseosa pero hay quien tomó cerveza y otra agua, incluso un refresco de limón para hacer un tinto de verano.

Novedoso planteamiento en base a tablas con la recomendación expresa (casi obligada) de:

. tabla de pan: un pan de buen tamaño, algo más ancho y largo que una barra habitual puesto entero y añadida una salsa rosa especial con algo de mostaza muy ligeramente con un punto algo picante quizás por las especias espolvoreadas por encima; tabla emblemática.

. tabla de huevos fritos: éramos cinco comensales y habían hasta 11 huevos algo pasados de tiempo en la plancha. Tabla espectacular.

. tabla de embutido: con un embutido bueno, de la carnicería del hermano del dueño en Benafer, en el que destacaba la rosca (el almuerzo se llama "Una rosca para los cinco") de longaniza (lo mejor en opinión de todos), unas largas chistorras -creo que cinco- que merecían mejor punch y una morcilla de arroz abierta y emplatada en forma de cruz completaban una tabla que nos retaba de forma amenazante. Se complementaba con un gran pimiento rojo por persona. Al final sobró un poco de todo; podemos decir que ni perdimos ni ganamos: hicimos tablas.

. hubo una excepción que se quedó con una tostada de pan (media barra) con tomate y una tortilla francesa. Siempre hay una excepción pero la queremos tanto..

Los cremaets cortitos pero estaban en nivel superior y repetimos los tres adictos; los otros se fueron por las infusiones y café del tiempo y posiblemente por el omeprazol.