Bonito restaurante ubicado en la auténtica Casa del Temple de Toledo, un edificio mezcla de culturas restaurado con muy buen gusto.

Optamos por el menú de degustación 3 culturas, empezando con un helado de ajoblanco con sorbete de mango (buena combinación aunque algo pesado el ajoblanco), ravioli de codillo con crema de turrón (goloso), el bacalao en caldo de matanza (muy gustoso), y sustituimos el cordero por presa ibérica con una salsa de tomate y jengibre y crema de guisantes (sencillo). Pequeña degustación de postres, crema de ajos cubierta de chocolate y helado de azafrán sobre crema de almendras y aceite de oliva (acorde perfecto), que acompañamos de un P. de Bornos Sauvignon Blanc vendimia tardía.

Una carta de vinos amplia con precios correctos. No vimos armario de conservación pero la temperatura de nuestro Dehesa la Granja 98 fue correcta, así como el servicio. Cristalería de calidad (Schott Swiesel).

Algo más de 60€ por comensal, vinos incluidos, no es mala RCP aun