En la antigua población de Campanar, hoy barrio de Valencia hay varios locales especializados en los almuerzos, y éste es uno de ellos y está ubicado en esa zona de construcción que ha unido ambas poblaciones, en una amplio chaflán con amplísima acera bien aprovechada por mesas con cómodas sillas, más un local interior que tampoco es pequeño. En el local tiene la barra al frente dejando con forma de "L" la disposición de unas mesas bien iluminadas por las amplias cristaleras del local.

Antiguamente se le conocía como Sabores Durban que es el nombre de una famosa marca de cafés para hostelería, y ha conservado el cartel antiguo y la buena calidad del café que sirven.

Nos sentamos en el exterior para aprovechar un buen día de invierno y con rapidez nos traen la carta y pedimos la bebida: vino tinto de la casa (Castillo de Utrera) con gaseosa para los tres sin escatimar en las cantidades líquidas aunque sí en los cacahuetes y aceitunas como si fuera uno solo esmorzador.

La carta de bocadillos es amplia y elegimos tras reclamar la visita de quien toma la comanda. Otro tanto tardaron en traer los bocadillos a pesar de que era una hora algo tardía que hacía que ya estuviera a medio gas la presencia de clientes. La cosa aún fue a peor a la hora de pedir los cafés y aún más para la cuenta porque nadie aparece por la terraza si no es a traer algo de cocina (habría que decir que para traer, primero hay que encargar) y podías cazar al vuelo y a gritos.

Una lástima porque los almuerzos estuvieron bien pedidos en tamaño normal (lo hay gigante) que consiste en algo más de media barra de un buen pan en amplitud cocción y miga y que llevaban un relleno notable; consistieron en:

. messi: lomo adobado huevo queso y pimientos: se pidió al plato y fue refereido con notable alto.

. valenciano: longanizas, morcilla, patatas y alioli: un clásico del buen  esmorzar y referido como bueno.

. figa tatia: pullpork de costillas y carrillada cebolla caramelizada fundido de queso cheddar y huevo frito: buenos ingredientes pan jugoso siendo tan bueno como para repetir en otra ocasión.

Los cremaets obligados para la sobremesa estuvieron bien sin entrar en el top 10. Queríamos haber repetido pero no encontramos a quien pedirlos. Es evidente que se vas por las referencias que te llegan de la cocina pero que solo se vuelve por el servicio (esta vez lo pondré en el servicio de vino).