Quedada tardía para almorzar con una pareja de vecinos y que llegamos tarde al local previsto ("los almuerzos acaban a las 12 y las comidas empiezan a las 13,30"), por lo que nos vemos obligados a irnos. Cruzamos la calle y preguntamos si hay posibilidad, la hay, y nos sentamos en la terraza de una mañana soleada de invierno pero que parece más de final de verano.

El interior del local es muy pequeño con la barra a la derecha y detrás la cocina con unas pocas mesas como comedor interior; por contra la terraza es amplia por el retranqueamiento de los locales en el pequeño centro comercial de La Cañada (conocido como el minicentro).

En la barra hay varias opciones destacando tortillas diferentes. En tamaños hay dos que no son muy diferentes. Nos indican que vayamos a la terraza y nos traen unos cacahuetes con corteza básicos (no hay aceitunas, tampoco las reclamamos) y las bebidas (tintos de verano y cervezas) como parte del "gasto" con un servicio amable aunque con errores pues dos bocadillos eran de un tamaño y otro de mayor tamaño y acabaron viniendo los 3 igual. Lo pedido:

. bocadillo de embutido con habas: cargado de piezas de embutido con 2 chorizos, una longaniza y una morcilla desmigada de calidad más que media. El pan muy bueno, con poca miga, buena cocción quedando algo crujiente y con buena anchura media para facilitar el llenado. Muy bien.

. bocadillo con tortilla de habas tortilla de ajos tiernos y un chorizo: hecho a medida de la petición, bien de relleno y referido como muy bien.

. bocadillo de tortilla de patatas con pimientos fritos: buen relleno y referido como bien.

Se tomó una cerveza extra por el calor que hacía y unos carajillos (no había cremaet) de baileys y de ron remataron este almuerzo tardío (o comida temprana). Nada impidió la siesta posterior.