Si buscas un bar de barrio en la ciudad y que se especialice en los almuerzos sin duda es un muy buen ejemplo. En el poco glamoroso barrio de Malilla, en una calle sin a penas tránsito de coches y apartada de las arterias principales de la zona encontramos un pequeño, muy pequeño, bar que ha llegado a ser finalista del premio Cacau d´Or (como los Goyas en el cine) en el año pasado.

El interior a penas 4 mesas pequeñas y apretadas, estando el resto ocupado por una pequeña barra y apunta a una diminuta cocina. Sin embargo no hay mucha opción semipreparada sino que se hacen en el momento lo que hace que el tiempo de espera sea más largo de lo habitual. En el exterior y aprovechando una ancha acera se colocan entre árboles, las mesas que el espacio permite, que tampoco son muchas.

Una persona en cocina y otra en sala se apañan para la creciente legión de "esmorzadores" que peregrinan hasta allí conforme crece el boca a boca lo que hace llenar las mesas y repetir servicios. Hay un solar cercano donde aparcar y se hace necesario ir pronto ya que a mitad mañana son frecuentes las faltas de la carta y especialmente de su famoso "super cremaet" con leche condensada crema de leche y miel al que llegamos tarde.

Tiene carta porque no todo vale lo mismo, no solo por el tamaño del bocadillo que lo normal es el medio que pasa un poco del tamaño de la media barra, siendo el medio la mitad y teniendo la opción del XXL que alcanza una barra de pan más allá de la barra entera normal; los más sencillos bocadillos (5, 5´5 y 9€), los especiales aumentan 1€ cada uno, los superespeciales (6´50, 7 y 11€). Tiene además algunas tapas interesantes para complementar y algunas opciones de bocadillos fuera de carta según el día.

El gasto incluye la bebida, en nuestro caso un sencillo vino (S´M tinto) con gaseosa, un pequeño plato de ensalada valenciana con buen tomate, cebolla y aceitunas partidas correctas y los habituales cacaos con corteza correctos. El pan algo imprescindible de valorar, tamaños aparte, está bien y se mejora con un planchado que lo hace más crujiente y caliente; la forma de abrirlo y su ancho permite de comerlo con comodidad.

Tres vecinos amantes del esmorzar en nuestra dosis mensual, con el llamado medio bocadillo que resulta mayor que otros llamados enteros y que proponemos y se adaptan a ellos:

. bocadillo de tortilla de patatas y allioli: buenas piezas de una tortilla jugosa sin líquido y cuyas porciones rellenan ampliamente el pan el cual, con la salsa, se hace más jugoso. Bien.

. bocadillo de esgarraet con atún: referido como bueno y sin que estuviera en las propuestas escritas y cantadas a pie de mesa, lo que siempre es de agradecer. Bien.

. bocadillo de carrilleras estofadas y desmigadas, con patatas panaderas y un par de huevos: relleno de carne ajustado, bien las patatas y los huevos, sin estar pasados, debían estar hechos en la plancha quedando algo cocidos y aunque eso disminuye las opciones de mancharte, también disminuye las opciones de impregnar todo el bocadillo que la yema de los huevos; de sabor, sobresaliente.

Nos quedamos sin sus famosos cremaets por el horario pero cambiamos por carajillos (versión no "quemada" del alcohol) con cierta desilusión. No importará volver a probar alguna tapa (especialmente los torreznos) y sus cremaets.