Chiringuito sobresaliente

Si hay un local que merezca el nombre de chiringuito sobresaliente sin dudas es éste. Construido encima de la playa por los años 50 y desde entonces llevado por la familia y descendientes de Domingo Moreno que atendían a un grupo de humildes pescadores.

El local rectangular y con buenas vistas al mar (la fila de mesas pegada al exterior) es ruidoso pese a estar abierto, cargado de mesas y de gente, con muchos camareros que van y viene, niños que corren, gente en la cola esperando para entrar (¡no hacen reservas!); al menos las mesas son amplias pero estás espalda con espalda con la mesa de detrás; comensales que se levantan y otros que entran a silla caliente.... ¿Y lleva así 70 años? 

Con suerte llegamos y encontramos mesa al ser 4 pues había gente esperando para una mesa mayor. Sobre la mesa cartas plastificadas con fotos de los platos. El servicio de camareros es eficiente y la salida de platos de cocina espectaculármente rápida para un local lleno no, lo siguiente; yo creo que elaboran platos conforme desaparecen para ser llevados a la mesa, de forma que van por delante de los pedidos.

No preguntamos por carta de bebidas. Nos limitamos a un par de tintos de verano muy bien servidos, una jarra (medio litro) de cerveza de presión y una copa de un muy sencillo vino blanco seco de bodega 35 (año en que nació la abuela de la casa) que estuvo bien.

Para comer, y con el consabido pan bizcochado tipo rosquilleta pero duro y envasado, más los mojos y allioli, puesto sin preguntar pero que merece la pena, compartimos entre los cuatro los siguientes platos de raciones amplias para dos personas:

. sardinas: curiosamente aquí son sardinas pequeñas rebozadas y fritas (como los boquerones clásicos) y que, casi todas, se pueden comer enteras porque están muy bien fritas y su tamaño pequeño invita a ello. Muy bien.

. chocos: así llaman a la sepia; bien cortada en dados con ligero rebozado y bien frita. Bien.

. puntillas de calamar: de nuevo rebozado y fritas, crujientes, sin aceite. Más que bien.

. pulpo frito: espectacular su preparación frito como si fuera un salmonete y servido entero. Imprescindible, sin duda para repetir.

. papas y mojos: aquí es imprescindible aunque solo sea para no comer pan. Bien, como siempre.

. pescado del día x 2: eran Viejas y vienen 2 por ración de un pescado blanco, sabroso, frito entero sin excesos y que tienen bastantes espinas para pelear. Bien.

Llegamos a los postres y, aunque habían opciones caseras e industriales, optamos por cuatro helados con el que coger frigorías para acabar la ruta playera del día.

El local tiene éxito porque tiene un producto bueno, una fritura excelente y una autenticidad y precio como pocos. Además se aparca fácil en la cercanía. Y la cocina no para desde las 10 de la mañana....