Se trata de un bar de polígono y son muchos los que, con el auge del esmorzar popular, están poniéndose las pilas y convirtiéndose en un reclamo para gente de fuera de la zona. Ya no se trata de dar cobijo a la necesidad (costumbre) del almuerzo, se trata de intentar estar entre los mejores.

Por ello tiene una de las mejores carne de potro que he probado (y no son pocas); de potro lechal y con certificado de procedencia. Y se nota. Tiene muchas opciones que incluso pueden versionarse con ingredientes añadidos, pero si vas allí por primera vez, pide carne de potro.

El local se sitúa en la calle principal de uno de los primeros polígonos de la periferia de Valencia; tiene unas cuantas mesas en la acera más un enorme espacio interior, con una larga barra a la izquierda después de un pequeño espacio de mesas y con un restp de la sala paralelo a la barra con buena amplitud y separación de mesas. Son mesas y sillas de madera desnudas con aire de mobiliario castellano aunque la sobria decoración no va en ese estilo.

El servicio es muy rápido y eficaz (si no está lleno) y no tiene barra con bandejas preparadas, sino que hay un código QR para que elijas porque se prepara en el momento.

Nos sentamos y pedimos: para beber tinto de verano y cerveza que, de lo que me dan a elegir, me quedo con Águila Dorada. El gasto es de buena calidad en aceitunas y cacahuetes con corteza.

Hacemos el pedido:

. bocadillo de carne de potro con ajetes y huevos fritos x 2: es el bocadillo de la casa al que añadimos los huevos para dar más jugosidad al pan. El tamaño es el adecuado: más de media barra de pan ancho crujiente, poca miga y adecuada cocción con el único pero que viene abierto por ambos lados con lo que el comer y más con huevos fritos se hace complicado y obliga a partir en dos mitades y a perder parte del huevo que al romper no tiene el freno del bocadillo no abierto. Muy buena cantidad de relleno de una carne desmigada jugosa y muy sabrosa, ración de ajetes ajustada y los huevos fritos con unos segundos de más en la sartén.

Por supuesto que hay cremaets y están bien preparados, se nota la canela y un punto más dulce cuyo origen no me acordé de preguntar al ir a pagar a la barra.