En el muy centro de Toledo (la calle ya te sitúa) en el barrio judío y con muchos muros en el interior del local conservados de épocas pasadas que hacen que sea algo laberíntico pero nos sitúan en una mesa para seis hacia el fondo de la sala de la izquierda en una amplia mesa, bien vestida de mantel y copas. Llenazo espectacular por lo que debimos de pillar la última mesa de milagro.

La decoración de la intrincada sala es de corte moderno, colores claros y luminosos. Buen servicio de sala, buenos consejos y buena información de cada plato que salieron a buen ritmo de cocina y que hicieron una comida muy agradable.

Tiene una carta suficientemente amplia para elegir dentro de una cocina con base en el producto local tradicional pero con elaboraciones y presentaciones del siglo XXI. Además tiene un par de menús degustación muy diferentes entre sí, no solo por el número de platos (2 más y prepostre por 54,90€) sino porque son distintos, lo cual genera una grave y difícil decisión en el grupo porque hay platos en ambos que quieres probar; optamos por la prudencia (pensando que hay cena en un Cigarral) y elegimos el de menor número de platos, llamado Tradición (39,90€) con aperitivo, 4 platos (anunciados previamente) y postre; se nos impusieron los prudentes.

De entrada unas cervezas. elegimos Estrella Galicia mientras discutíamos sobre los vinos. ¡Vaya carta de vinos! Hay champagne, cavas, vinos generosos, dulces, algún rosado y cantidad de blancos y tintos con presencia de muchas DOs y amplio abanico de precios. Al final decidimos asegurar que guste al grupo y pedimos de inicio Algueira Brandan un buen godello de Ribera Sacra que se acabó rápido; continuamos con un viognier de Castilla, Prieto Pariente, más complicado y que frenó los ímpetus; finalizamos arriesgando en la DO Méntrida con un goloso Malpaso shiraz 2020 que pudimos terminar fácil.

El menú consistió en:

. degustación de aceites como aperitivo de la casa, son aceites diferentes con buenos panes. Los tres aceites son de picual, el primero sólo, el segundo con leve emulsión de miel de flores y el tercero con sal negra del Himalaya; éste último sorprendió por la sensación sulfurosa que recuerda la puntilla del huevo frito.

. sopa/crema de cebolla: con una quenial de cebolla pochada, queso Emmental gratinado en el momento; una versión actualizada del clásico entrante manchego. Bien.

. alcachofas confitadas con un golpe de fritura que las dora y da textura crujiente, con piñones tostados de la casa y salsa de zumo de naranja y foie que se reduce en parte: platazo con su punta de acidez de la naranja, la cremosidad y cierto dulzor y sensación grasa del foie. Texturas, sabores, sensaciones... Genial.

. viera: marcada a la plancha, se asa con mostaza de hierbas montada sobre un taco de papada a baja temperatura, parmentier de coliflor y piparras. Aquí ya las papilas no saben con qué quedarse porque además se marean con la vista ya que la piparra tiene más de encurtido que de picante; de nuevo sabores para todas ellas (las papilas) y que gane quien más pueda. Excelente.

. ciervo: tronco de carne de ciervo marinado en cerveza y miel, marcado por las brasas con romescu y dulce de vino. La carne de ciervo viene de un corte longitudinal del lomo partiendo por la mitad y extrayendo a modo de tronquitos, imitando formato de solomillo, totalmente desfibrado y limpiado de grasa; además tiene que ser hembra para que sea más tierna la carne y menos férrica (habrá que cambiar el nombre del plato por cierva); tiene también un puntito de almendra y curry que hace que de nuevo se ponga firmes todas las papilas gustativas porque hay trabajo para todos los sabores. Diferente y muy sabroso.

. arroz con leche de coco y chocolate blanco: bien trabado y una costra de caramelo hecha en el momento y con peta crispis de chocolate. Aquí hubo quien la cambió por tarta de chocolate y ron y su referencia fue muy buena.

Unos muy buenos cafés para una sobremesa interesante y prolongada gracias a la comodidad de los asientos que dió paso a un pequeño recorrido por el centro de la ciudad y a algunas compras de souvenirs (cambiamos espadas por viandas).