Tras una recomendable visita al museo de Valltorta y a la cueva de los caballos (guiada y gratuita) se plantea comer en la cercanía antes de volver al hotel para mañana seguir camino por el Maestrazgo.

Son pocas las opciones de la más cercana población de Tírig por lo que reservé con tiempo. Al llegar no había nada apuntado aunque ya me avisaron de que no habría problema y lo cierto es que habían muy pocos lugareños y ningún foráneo. El local tiene unas mesas exteriores de terraza y un interior con una larga barra a la izquierda y un amplio comedor de mesas largas a compartir más algunas otras.

Mesas con mantel de papel y resto de menaje como lo esperado. No se ofrece carta de vinos ni de comidas. Para lo primero optamos por un cerveza de presión y un tinto de verano (Crial Gourmet como vino tinto más un refresco de limón para autogestionarlo) y para lo segundo, la comida, hacernos un plato combinado con las pocas opciones que se plantearon. A destacar el aceite local Campos de Tírig y el pan que nos acompañaron en la comida.

Lo que tomamos entre los dos:

. "torraeta", un par de tapas de anchoas: buenas piezas, bien de sal. Muy notable.

. ensalada: muy básica y de ración unipersonal.

. plato combinado con huevos fritos, longanizas y pimento rojo todo ello hecho a la plancha: lo mejor la calidad de la materia prima.

. plato combinado con pinchitos morunos, huevo frito y pimiento rojo. Nada destacable ni repetible.

. flan de chocolate x 2: lo mejor de la comida.

Creo que debíamos haber pedido un buen bocadillo de anchoas, con ese buen aceite, y tortilla de patatas ya que allí la gente está más en esa dinámica.

Unos cremaets de buen nivel y regreso a disfrutar del hotel cercano Zielo de Levante que pasar más tiempo en el hotel sí que merece la pena.