Segunda visita

No hay muchas opciones en la cercanía, así que tras una tarde de relax con jacuzzi y masajes en el hotel nos disponemos a cenar y celebrar onomástica.

En esta ocasión y con el comedor lleno de parejas con un ambiente romántico (la música poco acorde y algo alta) elegimos para beber Ramón Bilbao 2021 verdejo que me mejoró las expectativas: una agua con gas grande de Benasal.

Para cenar elegimos de la escueta carta:

. por cortesía de la casa unos triángulos de un queso curado innominado, con algunas pasas. Cumple.

. espinacas a la crema con queso de cabra y almendras: bien presentadas y referidas con buenas.

. croquetas gourmet: con un par de cada especialidad: jamón, bacalao, chipirón y foie. Todas en alto nivel pero la de foie destacaba. Muy recomendables.

. carrillera de ternera rústica con frutos secos y parmentier de patatas con trufa: me hubiera gustado probar la ternera de ciudad pero nos conformamos con la rústica que estaba muy tierna, perfecta cocción y bien acompañada. Más que buena.

. costillas de ibérico con miel, mostaza y cerveza: sabrosas, tiernas y carnosas y me autopermití comerla con los dedos... Más que bien.

. postre: aquí vino el problema pues la homenajeada se empeñaba en comer kiwi y yo tenía pactado con el local que pusieran una vela sobre la tarta de chocolate negro con texturas. Como no hubo forma de que la pidiera, me la pedí yo. Muy buena.

Todas las facilidades para esa pequeña celebración, muy de agradecer, y con una amabilidad mucho más allá de lo previsto, sirvió para terminar la noche.