Escapada a Valencia para visitar las exposiciones de Jaume Plensa y Joan Genovés en la Fundació Bancaja, que aprovecho para recomendar con entusiasmo, y motivo para buscar un restaurante nuevo para nosotros.

Después de consultar distintas fuentes en la red los días previos nos inclinamos para cenar en Señuelo. Vimos en la web que disponían de 2 cartas según se reservase en comedor o en barra. Encontramos más apetecible esta última opción y reservamos barra aunque en realidad nos ofrecieron unas mesas previas al comedor.

He de decir que de esta zona no me gustó la iluminación ni el color de las paredes. Soy un poco maniático con el “ambiente” del comedor y hubiese preferido la intimidad e iluminación del comedor.

Mesas desnudas, adecuadamente separada la nuestra, equipo joven, amable y relativamente despistado (no retiraron vasos que no usamos, no trajeron los erizos gratinados que solicitamos, mucho movimiento pero sin aprovechar los desplazamientos,…) y como último comentario “negativo” demasiado tiempo entre el primer entrante y los demás platos.

Vayamos a lo positivo. Cenamos muy bien. Empezamos con una excelente anchoa López, grande y sabrosa, con mantequilla de oveja y sobre brioche y seguimos con un muy correcto buñuelo de sepia.

Como platos más contundentes Bogavante con pisto y garbanzos Pedrosillanos buenísimo, con un sabor potente y algo picante y finalizamos con una original Dorada en adobo gaditano, muy bien presentada como puede verse en la foto. El adobo y la fritura en su punto.

Y una bola de helado de turrón para finalizar.

Sin vino.

Resumiendo, y como decía anteriormente cenamos muy bien, con ganas de probar otros platos en ocasiones futuras.

Y la casualidad que ayer obtuvieron su primer Sol Repsol. Nuestra enhorabuena y ánimos para corregir estos, a mi entender, desajustes fácilmente mejorables.