Un local con reciente cambio de propiedad, alejado del centro de San Antonio (aunque  pertenece a San José), en una zona que hace ya años fue comprada y construida mayoritariamente por andaluces (de ahí el nombre del restaurante) con chalets individuales y muy cerca de la playa, y que ahora son una zona muy codiciada.

El local, junto a la carretera, tiene dos comedores paralelos ahora ambos a cubierto y cerrados los ventanales pero que en verano deben abrirse los ventanales al exterior, quedando solo como comedor interior en el más amplio. En el otro hay además unas pequeñas atracciones infantiles para jugar.

La barra se ubica a la izquierda de la entrada al comedor grande interior, luminoso decorado con motivos andaluces y con gente descendientes de aquellos primero moradores. Las mesas son de madera como las sillas, amplias con buena separación; hay un pequeño tablado en un lateral para las fiestas de fin de semana, de la misma forma que también hay chocolate con churros en las mañanas de sábados y domingos.

Pero también tiene abierta la cocina que no parece tener pausa por lo que puedes almorzar bocadillos y tapas; así que hay una fusión de Andalucía, Madrid y Valencia en Ibiza.

. bocadillo de calamares a la andaluza con allioli de tinta de calamar: algo chicle la fritura y colocada en un pan mejorable, redondo de formato hamburguesa, con un sorprendente allioli; la cantidad de relleno ajustada. Correcto.

Los demás, incluidos los peques, se dedicaron a los churros con chocolate, aunque la pasta de los churros era más de buñuelo, y lo refirieron como buenos.

El servicio más lento que he visto nunca en un almuerzo, poco eficaz y profesional, educado. La cerveza traída más de cuarenta minutos antes que la comida. Además equivoca la factura porque había equivocado ya el bocadillo que lo trajo como tapa.

Mala experiencia y caro bocadillo (9,50€).