Calidad

Nuevo local en la ciudad con bastante afluencia de público desde su apertura. El comedor no es de grandes dimensiones pero sí sus ventanales dando sensación de amplitud. En cualquier caso, las mesas están suficientemente separadas. Solo caminos de mesa visten una para cinco comensales a la hora del almuerzo.
Empezamos compartiendo un rico carpaccio de boletus con yema y una ensalada de tomate rosa (algo falto de sabor) con escarola.
Como platos principales individuales tomamos corvina asada con panaché de verduras, bacalao confitado con pilpil, escamas de pimentón y tirabeques, pulpo crujiente con revolconas de boniato, carrillera ibérica guisada con fino, y gambas cristal con huevos fritos camperos y pimientos de Padrón. Excelentes todos ellos.
De postre, un estupendo tiramisú casero, clima tropical (texturas de fruta de la pasión y mango) y tres flanes cremosos de queso con crema montada de vainilla.
Buena carta de vinos con bastantes referencias tanto nacionales como internacionales, algo inusual en la localidad. Esperemos que dure. Elegimos Guímaro 2021 (23 €, mencía de la Ribeira Sacra), Navaherreros 2019 (25 €, garnacha de Madrid) y con los postres, MR 2020 (19 €, moscatel de Alejandría de Málaga). Destacar de este último su extraordinaria acidez junto con un dulzor comedido. Muy rico. Copas Schott adecuadas para cada vino.
Servicio profesional.

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