En el hotel

En un hotel en las afueras de Pinto con la misión de acudir con los peques a la Warner, teníamos pocas (o ninguna) opción de restauración en las cercanías tras unas jornadas intensas. Así que un  par de cenas había que hacer.

El hotel tiene un comedor para desayunos y cenas (desconozco si comidas) con un servicio amable y eficaz a costumbrado a lidiar con los pequeños, lo que no es fácil. Mesas, copas, cubiertos y platos de batalla. 

La carta de comidas incluye un menú infantil, un menú del día y la carta de platos que amplia las opciones de los menús. Parece que las cartas son fijas, así que para más días se plantearía problemas. La carta de bebidas no existe y simplemente se limita a lo que hay en el mostrador que es más que básico; después de un fallido intento (no cobrado) con el vino de la casa, pasamos a un casi igual de básico pero al menos con etiqueta de DO de Rioja: Marques de Altillo crianza; muchas aguas, algún refresco y alguna cerveza.

Optamos por pedir platos combinados y algún postre, de los que destacaría:

. huevos fritos con jamón, pimientos, patatas fritas y pisto.

. ensalada de pollo con buqué de lechuga tomate, virutas de beicon y manzana salteada y cebolla caramelizada, pollo empanado, taquitos de queso, picatostes y salsa del chef.

. chuleta de cerdo a la plancha, patatas fritas y salteado de setas.

. cinta de lomo, beicon, salteado de verduras y patatas fritas.

. combo con croquetas empanadillas, salchichas coctel y patatas fritas.

Algunos peques tomaron sopa de fideos fuera de carta, dando todas las facilidades del mundo.

Los platos, todos ellos de buen producto (destacable la cinta de lomo), con preparaciones sencillas y emplatados básicos. Es lo que gusta a los peques y hay que adaptarse.

Al final nos cobraron como si fueran 11 menús más el vino aparte.