Cuando adquieres la costumbre del almuerzo ("esmorzar valenciano") se te hace difícil renunciar a ello, incluso cuando estás fuera de tu entorno. Son pocos los sitios fuera de la Comunidad Valenciana donde poder disfrutar de este placer de un almuerzo sin prisa a primera hora de la mañana.
Tras varios intentos en la bonita Salamanca, al final hay un sitio que merece la pena. No es por su variedad de opciones ni porque tengo cremaet para terminar la fiesta, sino porque hay calidad en el pan (excelente pan de semillas) y porque hay calidad en la mezcla: un buen bocadillo de jamón ibérico de Guijuelo.
El local es tá perfectamente decorado con motivos relacionados con el campo, mesas y sillas cómodas, también sillas altas en pequeños espacios. Tras una doble visita en dos días seguidos, con y sin compañía, y rematando con un buen café expreso y un crujiente de manzana como punto dulce final.
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