Desde hace ya algún tiempo venía oyendo comentarios positivos sobre este lugar especialmente dirigidos a la calidad de las carnes de su carta y al buen hacer ante las brasas del equipo de cocina. Así que, estando como estábamos pasando el fin de semana en Calp, nos decidimos a reservar para comer el sábado a mediodía.
Cabe decir que este restaurante esta dentro de un grupo hostelero cuyo nombre es La Sentadita y que, según descubro en su web, acoge hasta nueve locales repartidos entre Calp y Benidorm. Nos acomodan en la terraza en un lugar ideal pues quedamos guarecidos del sol que, a pesar de estar en estas fechas, todavía calienta en exceso. No así algunas mesas que quedan expuestas al rigor del mismo. Tanto la terraza como el interior mantienen una continuidad en cuanto al estilo decorativo. Predominio apabullante del negro que se usa en paredes, techos, parte del mobiliario, lámparas… Se consigue una atmósfera urbanita que puede resultar elegante e incluso bonita, pero que, a mi entender, supone un cierto anacronismo conflicto teniendo en cuenta que el restaurante se sitúa sobre el mismísimo paseo marítimo y con unas vistas privilegiadas a la playa. Quizás en el turno de cenas luzca más, pero, a mediodía, no resulta excesivamente atrayente ese interiorismo que transmite la sensación de adentrarse en una cueva.
La carta es bastante extensa y muchas de las propuestas nos resultan, de primeras, enormemente atractivas. Se subdivide en varios apartados: entrantes fríos, entrantes calientes, arroces, pescados y carnes a la brasa. Nuestra comanda fue ésta:
- Steack tartar de ternera sobre su tuétano: Desconocíamos el hecho que el plato se prepara ante el comensal con el consiguiente revuelo que ello armó entre algunos clientes colindantes, evidentemente turistas extranjeros. Se consulta el punto de picante y, además, se deja la salsa en la mesa por si cada comensal desea “reforzar” el grado picoso. Una vez aliñada la carne, se emplata sobre el tuétano, acción que nos parece un tanto inútil pues, nada más finalizar el camarero, nosotros mismos vertemos en tartar sobre un plato para poder mezclarlo bien con la médula de la cañada. Mejor sería que fuese el propio personal quien vaciase el tuétano sobre el tartar, lo removiese y, si lo desea, lo volviese a colocar sobre la cañada ya vacía. O eso creo yo. Correcto sin enamorar.
- Milhojas de rabo de toro y manzana al PX Muy rico. Nos quedamos con ganas de más. La carne ha sido perfectamente guisada y condimentada con lo que se consigue una textura y sabor extraordinarios. El contrapunto amable le viene del lado de las láminas de manzana levemente asada, nos parece.
- Tomahawk de ternera suprema: Pieza de carne de un tamaño considerable, como bien saben quienes conocen este corte. Muy rica en cuanto a sabor, grasa infiltrada y punto de cocción (pedimos el recurrido “punto menos” y quedamos satisfechos). Además, más o menos a la mitad de la ingesta, nos recomendaron calentar lo que nos quedaba. Aceptamos y lo hicieron muy bien sin que notásemos alteración alguna en la cocción. Sin embargo, me gustaría exponer un pequeño pero que fue la presentación del plato ya que, en el caso de una pieza tan grande, deberían haber laminado más la carne. Nos llegó partida únicamente en ocho grandes trozos lo cual de una imagen un poco basta y no ayuda en exceso a la degustación de la misma. Tal porción de ternera debería cortarse en más láminas y mucho más finas. Como guarnición nos presentaron unas patatas baby al horno que estaban muy ricas y una ensalada que, por el contrario, carecía de gracia alguna.
Como postres tomamos una torrija y un brownie de chocolate. No recuerdo el enunciado exacto de ambos y no logro encontrar la carta de postres en la página web del restaurante. La torrija salió sobre una una especie de sopita similar a un chocolate a la taza, pero a temperatura ambiente. El brownie se acompaña con una bola de helado “industrial” cuyo sabor no recuerdo. No nos gustaron excesivamente.
La carta de vinos es muy amplia y, en cierto modo, impropia de un local de estas características atendiendo al criterio de ubicación y clientela potencial. Una grata sorpresa aunque algo ya sabíamos al respecto. Tomamos un Finca Sandoval 2019 por metra curiosidad pues se tata de un vino que hacía mucho tiempo que no me encontraba en las cartas de los restaurantes y guardaba un buen recuerdo de él. Gustó al principio, pero luego como que se vino a menos. Apropiado para los entrantes, no tanto para la carne.
El servicio viste elegantemente, es muy atento y bastante profesional (algún despiste con platos que llegaron y no estaban en nuestra comanda). Tienen un pequeño detalle a la llegada: reciben a los comensales con unas pocas almendras finas, unas lonchas de jamón recién cortado y unas copas de cava. Téngase en cuenta que, además de lo relatado, hubo cervezas iniciales, cafés, infusiones y unas copas de Casta Diva cosecha miel a 8,00 € cada una.