Gran imperio el de Dani García y aquí tiene un precioso local en una preciosa playa y que es referencia sobre todo de gente joven. No es fácil encontrar la entrada desde la carretera nacional (no hay indicaciones) y eliges a ciegas entre derecha (correcto) o izquierda tras el desvío hasta llegar, por fin, al enorme aparcamiento de la playa -de pago- que pertenece a la escuela de surf.

Un pasillo de madera te lleva hasta el local, bonito, luminoso, bien decorado, muy acristalado para disfrutar de las vistas de la playa y sobre todo hay que elegir el momento del atardecer. Una larga barra muy vistosa y un servicio muy joven, bien preparado pero con ligeros aires de falsa superioridad innecesarios cuando el conocimiento de los vinos de la carta no son todo lo que debieran.

Iniciamos con un par de vermuts de Lustau blanco bien servidos, un fino en rama equipo Navazos algo corto de ración. Para la cena una copa de Marques de Murrieta crianza, una caña de cerveza de Águila y un par de aguas Vilas sin gas.

Para cenar:

. aperitivo por cuenta de la casa: rodajas de un buen longaniza ibérica con pimienta a la lima: buen material (como salami) que invita a aceptar la propuesta de:

. servicio de pan de masa madre y pan de maíz y mantequilla francesa (3,50€ x4): un poco metido con calzador pero la calidad de ambos merece la pena para acompañar al salami y acortar la espera.

. langostinos crujientes Robuchon: langostinos de Sanlúcar envueltos en albahaca fresca y pasta brick. Buenas piezas, buena textura. Sencillo y recomendable.

. fish&chips burger: hamburguesa de corvina marinada, patatas fritas, salsa tártara y coleslaw de col morada. Buena opción de pescado en burger. Bien.

. burguer Bull: 180 grs de carne de vaca vieja a la parilla, salsa bull, queso Havart, lechuga trocadero y patatas fritas. Bien.

. brioche cojonudo: son dos unidades de pan brioche y chorizo picante de Ronda, cebolla dulce, salsa chipotte y huevo frito de codorniz; ojito al punto de picante que es intensamente progresivo a la ingesta y por encima de la media de tolerancia general.

. brioche de ventresca: son dos unidades de pepito en pan brioche con buena ventresca de atún a la plancha, pimiento y huevo de codorniz formando un conjunto muy agradable. Sencillo pero recomendable.

. arroz con leche fresca y vainilla x 2: arroz con leche cremoso, vainilla, frambuesa LYO y cítricos; resultó más lechoso que cremoso pero espectacular presentación con abundante vainilla (¡al precio que está!) y buenas texturas en el resto de integrantes. Recomendable.

. piña balsámica: láminas de piña, miel, ralladura de lima y caramelos refrescantes; abundante ración que permitió compartir.

No hubo cafés ni extras. Pedimos la cuenta que viene dentro de un curioso y trabajado globo que dan ganas de llevárselo a casa.

Una última mirada a la playa, versión noche, antes de salir a por el coche y regresar. Al pasar por la puerta la cola de espera de mesa para el segundo turno salía del local y daba vergüenza pasar entre tanta juventud.