Cinco años hacia que no habíamos visitado el Korpilombolo, el restaurante de Anette y Pau en L'Escala y no por falta de ganas, pero entre una cosa y la otra el tiempo no perdona y los días pasan... así que este último fin de semana de septiembre decidimos ir a L'Escala y evidentemente al Korpilombolo.
Me permito hacer un pequeño preámbulo antes de entrar en materia pues muchas cosas han pasado desde el 2017, la primera y mas importante es que ya no están situados en el pequeño local de la calle del mar, esa caja de bombones llena de encanto, donde ambos, Pau en la mini cocina y Anette en la sala se ocupaban de todo, absolutamente de todo, de la cocina al plato, con mucho cariño y mucho éxito.
Pero desafortunadamente con la llegada de la pandemia, para poder trabajar según la normativa impuesta en los dos últimos años no había otra solución que hacer cambios y estos les han llevado al centro del casco antiguo, donde se ubica el nuevo Korpilombolo, entre la Iglesia de Sant Pere y el Ayuntamiento de l'Escala.
El nuevo local, debe tener una capacidad para una veintena de comensales en el interior y mas o menos la misma en su terraza exterior. Cuando entras, te encuentras delante de una sala rectangular de decoración minimalista, con la mayoría de sus mesas situadas junto a los ventanales, que dan a la plaza, y frente a la cocina a la vista. En el ángulo izquierdo de esta se encuentra un elegante expositor de botellas.
Actualmente deben tener una decena de empleados entre la cocina y la sala.
En la cocina, el chef Pau Lòpez Solés, dirige los fogones con un perfecto dominio de la técnica, elaborando platos llenos de creatividad y con mucha personalidad, a base de productos frescos de temporada y de proximidad, y ahora ayudado por un joven equipo de colaboradores que le permite relajarse un poco mas que en el antiguo local. Gracias a ello pudimos intercambiar ideas sobre cocina, gastronomía, durante varios momentos de la cena.
En la sala, las mesas, están desnudas y disponen de buena vajilla, cubertería y buenas copas Riedel. Los servicios de sala y del vino están dirigidos con maestría y simpatía a raudales por Anette, quien se encargó directamente de nosotros, ayudada en algunas ocasiones por un camarero. El servicio de sala fue muy bueno, sin tiempos muertos y con muy buena presentación de los platos. El servicio del vino también lo fue y consistió en ayuda a elección de este, descorche, primera cata y primer llenado. Tienen una buena carta de vinos a precios razonables.
Proponen dos menús degustación y la carta con sus platos del día. Optamos por el menú degustación largo, consistente en cuatro entrantes, dos platos principales y dos postres, a 45 €. El Chef nos dio una sorpresa y nos regaló un entrante suplementario.
Paso pues a detallar nuestra cena :
Entrantes
Amanida de musclos amb mango i el seu pil pil. Ensalada de mejillones con mango y su pil pil
Gelat d'alvocat amb anxoves de l'Escala, tomata confitada i pa cruixent. Helado de aguacate con anchoas de la Escala, tomate confitado y crujiente de pan
Verat fumat amb mantega fumada i verdures envinagrades. Caballa ahumada con mantequilla ahumada y verduras encurtidas
Navalles amb el seu Blody Mary. Navajas con su Blody Mary
Tartar de vaca vella amb blat de moro, oli de carbó i panxeta. Tartar de vaca vieja con maiz, aceite de carbón y panceta.
Todos los entrantes estuvieron a una gran altura, creatividad, producto, técnica, sabor, presentación.... Por decir algo, un poco mas de pan crujiente para untar esa deliciosa mantequilla ahumada que acompañaba la caballa hubiese sido un "plus".
Platos principales
Corball a la brasa amb mousse de suquet, calamar i musclos. Corvina a la brasa con mousse de "suquet", calamar y mejillones
( Las fotos de los siguientes platos, por imperativos técnicos de Verema apareceran en el primer comentario )
Panxeta de porc a baixa temperatura amb poma i salsa bordelesa. Panceta de cerdo a baja temperatura con manzana y salsa bordelesa
La panceta excelente, el plato de corvina, ambos lo encontramos algo falto de alegría, bastante insípido.
El pan, que acompañó la cena, de masa madre, fue excelente.
Postres
Sopa de vainilla amb sorbet de mandarina i cruixent de regalèssia salada. Sopa de vainilla con sorbete de mandarina y crujiente de regaliz salada.
Espagueti de crêpes amb móra boreal, nata i gelat de vainilla. Espagueti de crêpes con mora boreal, nata y helado de vainilla.
El primero un clásico del restaurante, ambos excelentes.
Para beber tomamos una botella grande de agua y una botella de vino blanco , aconsejado por Anette, Sota Els Angels 2018 DO Empordà. Celler Sota Els Angels (Cruilles). Cepajes : 50% Picapoll y 50% Chardonnay.
Nota técnica de la bodega / elaboración :"Vendimia de madrugada y selección manual en el momento óptimo de maduración. Recolección en cajas pequeñas de 10 kg. Se derrapa la uva y pasa a depósitos de acero inoxidables de maceración a 6ºC. Se extrae únicamente el mosto flor y se inicia la fermentación a 14º. A media fermentación se guarda en barricas de roble francés de 500 y 600 litros donde acaba la fermentación y envejece un año en las mismas barricas sobre sus finas lías. Suave filtración."
Vino con mucha personalidad, muy voluminoso, excelente acidez y muy persistente en boca. Nos encantó.
Finalizamos con dos buenos cafés.
La cuenta ascendió a 65 €/persona. Muy buena RCP. Muy buena cocina creativa, con mucha personalidad y gran dominio de la técnica, a base de productos frescos de temporada y de proximidad. Pasamos una excelente velada. Una vez concluida la cena mantuvimos una larga y amena conversación con Anette y Pau a puerta cerrada (fuimos los últimos clientes en salir del local), sobre la gastronomía en general, su cocina, los vinos, sus planes futuros, sus expectativas... y también sobre Verema. Cada vez que los visitamos nos hacen sentir como si estuviésemos en una cena de amigos. Evidentemente volveremos en cuanto se presente la oportunidad, que esperamos que sea muy pronto. Muy recomendable.