La Vara fue un restaurante muy concurrido hace años que se encuentra en un proceso de decadencia en todos los aspectos. Con el vino hay que tener especial cuidado y exigir la añada; en caso contrario es normal que sirvan un crianza de 2001 o incluso anterior que no mantienen la calidad esperada.
Por lo que respecta a la comida, ocurre lo propio de los lugares con poca afluencia. La mercancía no se renueva al ritmo necesario y el uso del congelador se hace inevitable. El tipo de cocina no pretende despegar de lo rutinario, así que no se debe esperar más.
Es un lugar tranquilo, con salones agradables y atención correcta en el que se puede pasar un buen rato, siempre que no se espere nada más allá de una cocina sin aspavientos y se atenga uno a platos de los que nunca fallan. La originalidad debe buscarse en otras partes.
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