Buscamos en internet un local que no ofreciese el típico menú de carretera y encontramos éste, situado al pie de la carretera A32.
El local no es muy grande. Tiene una terraza, pero en verano y habiendo aire acondicionado en el comedor interior...
Servicio de trato familiar. Sin manteles. Servilletas de papel. Menaje correcto. Nos ofrecieron una carta con algunos platos para compartir y algunos principales sencillos. Cocina tradicional. No miré si había carta de vinos, ya que tenía que conducir.
Almuerzo ligero para dos a base de platos para compartir. Cuidado con el tamaño de las raciones.
- Ensalada de ventresca (10 €) - Bien, aunque le sobraba vinagre balsámico por un tubo.
- Calamares fritos (9,50 €) - Tiernos, correctos.
- Media ración de patatas bravas (5 €) - Menos mal que pedimos media ración... Patatas caseras. Muchísima salsa, que no picaba en absoluto.
Para beber, una botella de agua de 1,5 l. (2,50 €) y un cortado (1,30 €).
Completó la cuenta un servicio de pan corrientito (1 €).
Llegamos bastante pronto, con el comedor vacío. Cuando nos fuimos estaba casi lleno de gente de la zona.
Suficiente para seguir camino.
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