Local ubicado cerca del mercado municipal de Maignon. Dispone de un comedor en la planta baja y otro en el altillo. Decoración minimalista con muchas botellas de vino a la vista. Mesas pequeñas. La nuestra, redonda de tres patas, me impidió comer cómodamente. Servicio distante. Sin manteles, servilletas corrientes de tela. Menaje sencillo para lo que se lleva actualmente. Carta con platos tradicionales con un toque de autor. Raciones más bien escasas. Carta de vinos de unas 15 páginas con precios x1,5 aprox. Copas Gabriel Glas. Servicio consistente en apertura, prueba y primer llenado.

Almuerzo ligero para dos. Empezamos con:

- Vaso de gazpacho frío de aperitivo como en Jerez (4,50 €) - Buena textura. Sabroso y fuertecito de vinagre, como a mí me gusta. Sin tropezones. Por cierto, a pesar de haber visitado Jerez en varias ocasiones, jamás he encontrado un local donde sirvan el gazpacho en vaso. Tendré que buscar más...

- Croqueta de asado de ternera al vino rancio (2,60 €/ud.) - Cremosa. Empanado muy crujiente. Algo insípida. No notamos el vino rancio.

- Boquerones marinados en casa con aceituna verde y naranja (8 €) - Insípidos. En la puerta del local hay un cartelito de Slow Food. Me gustaría saber de dónde proviene la naranja en junio.

Como platos principales:

- Morro de bacalao con pilpil verde y espinacas (15 €) - A mi esposa le gustó bastante.

- Arroz con sofrito ampurdanés, ñoras y cola de cigala sin trabajo (18 €) - Me lo sirvieron tal cual aparece en la foto. No me dieron la opción a emplatarlo. Fondo más bien flojo. Cuatro trocitos de cigala pasada de cocción. Buen punto del arroz. Decepcionante.

Solo yo tomé postre:

- Cerezas de temporada con cremoso de queso fresco y helado de chocolate (7 €) - El original va con helado de té verde. Pedí que me lo cambiaran y no me pusieron problema, aunque tuve que repetir de qué quería el helado. Me encantó la presentación. Lo que menos, las cerezas, no muy sabrosas.

Bebimos una botella de agua Sant Aniol de 0,5 l. (1,95 €), una botella de Fritz Haag Brauneberger riesling trocken 2016 (35 €), servida con una camisa de frío, y un cortado (2,10 €).

Completó la cuenta una cestita de pan de Triticum (2,20 €).

La nota del vino se debe a que pedí 4 vinos y acabé tomando uno fuera de carta de los dos que me ofreció la sumiller. La explicación: "Tengo que actualizar la lista de vinos". Teniendo en cuenta que es un pdf colgado en su web, no me parece razonable que falten 4 de 4 vinos pedidos y tener que tomar algo diferente y fuera de carta. Igual sobran algunas páginas de la carta...

Me ha parecido caro para lo que he comido. Un local para hipsters y foodies. Después nos fuimos a tomar un helado a Delacrem ;-P