Discrepo, en algunos aspectos, del comentario anterior. Es cierto que el servicio del vino es inexistente tal cual debe entenderse. El local es verdaderamente pequeño, pero con cierto encanto. La comida (obvia decir de que va) está bien, tiene calidad y la presentación es correcta. He ido varias veces y no he tenido los problemas que refieres, ¿mal día?. Resumiendo, me resulta un local simpático donde comer buen sushi de manera informal y donde de antemano ya sabes el vino (correcto) que vas a pedir. Voy de vez en cuando.

Pequeño local que solo ofrece cuatro mesas al público, decoración sencilla y algo facilona para ambientar una cocina dirigida al sushi y la cocina japonesa. Si bien la idea es buena (sushi-bar con pocas mesas, un pequeña barra) este garito deja mucho que desear.
Primer Round: 30 tipos de sushi, solo tres vinos!! y en ellos descubro un enigmático "Riesling dry". Vaya, vaya, le pregunto (lo haré estilo Saramago) Qué Riesling es y ella me dice Uno alemán, Ah, vale, digo yo, pero cuál es, El Riesling! 8-O.
Segundo Round: pedimos unos cuantos tipos de sushi y nos recomienda una ensalada porque va a tardar un poco. Vale. Esperamos y esperamos y nos trae la ensalada y el sushi a la vez.
Tercer Round: Viene la cuenta y está equivocada, ha apuntado unas sopas de más. Se lo digo y duda, pone mala cara y dice que irá a comprobarlo a cocina, porque no se lo cree. En cocina le confirman que no han salido las sopas. ¿Perdón? ¡Qué va, eso sería muy educado de su parte!
Conclusión: pese a no ser el sushi de mi vida, no está mal. La carta de vinos no existe, el riesling estuvo bastante bien pero el servicio fue de lo peorcito que me encontrado en la ciudad.