Para comer si se está alojado en el Hotel

Segunda visita a este restaurante ubicado en el hotel penta estrellado Finca Prats  situado a 10 km del centro de la ciudad de Lleida, en el que nos alojamos por quinta vez desde el año 2010,  la última fue en el 2018, y de cuyo restaurante no había efectuado hasta hoy ningún comentario.

Primeramente voy a hacer un somero comentario del hotel, cuyo paso del tiempo desde nuestra última visita ha dejado mella. Si el servicio sigue siendo excelente, como corresponde a un hotel de esta categoría y el savoir-faire del propietario sigue siempre omnipresente, el paso del tiempo ha sido inexorable y no se ha hecho lo necesario para su mantenimiento. Las habitaciones, o mejor dicho, nuestra habitación (no puedo juzgar las otras), una junior-suite en up-grade gentileza del Sr Prats,  merecía una importante actualización (grietas en los raíles de una puertas correderas en el techo, sillones y muebles usados por el tiempo), armarios con colgadores en mal estado, albornoces que tuvieron que cambiarnos debido a su estado degradado... ). El magnifico SPA- Piscina cubierta, también merece una puesta al dia, falta de toallas grandes, diferentes tarimas de madera en la zona del SPA rotas ...) Los desayunos, que en mi recuerdo eran excelentes, han bajado mucho en cuanto al nivel y al servicio.

Hecho este pequeño preámbulo y esperando que hagan lo necesario para mantener su estatus actual de hotel de cinco estrellas, paso a detallar nuestra cena en el restaurante Blanc el lunes 18 de Abril.

Situado en la planta baja del hotel y abierto al público en general, el comedor, que en su día fue de diseño, y que lo sigue siendo aunque también se merece un lifting en cuanto al mantenimiento de sus cómodos sillones que comienzan a estar algo usados.

Mesas bien vestidas, con manteles, grandes, bien separadas las unas de las otras, buena vajilla y cubertería y buenas copas. El servicio de sala y del vino, llevado a cabo por una sola persona, fue correcto. El servicio del vino se limito al descorche y primera cata con algún que otro servicio.

Proponen 2 menús degustación y la carta. Optamos por esta última.

Primeramente nos sirvieron unos aperitivos (3/persona) y una degustación de AOV Arbequina. Bueno.

Como entrantes tomamos :

Fina coca d'escalivats amb pernil ibèric, espàrrecs i ruca. Fina coca de "escalivats" con jamón ibérico, espárragos y rúcula. Buena presentación y por lo comentado por MC, buena calidad de producto.

Trinxat de col i patata amb botifarra negra i cansalada . "Trinxat" de col con patata con morcilla y panceta.  Correcto, sin mas y algo difícil de terminar.

Como platos principales siguieron :

Morro de bacallà  confit amb mussolina d'all i oli , pil-pil suau i xips d'espinacs. Morro de bacalao confitado con muselina de alioli, pil-pil ligero y chips de espinacas. En principio ambos hubiésemos tomado otros pescados de la carta pero desechamos la opción al ser de piscifactoría. Buena presentación y cocinado en su punto.

Arròs negre de sípia amb escamarlans . Arroz negro de sepia con cigalas. Servido directamente en la paella. Estaba bueno, pero para mi gusto tal  vez algo falto de sabor. La cigala, puramente decorativa, se puso encima de la paella después de la cocción y no aportó nada en sabor al arroz. Esta ultima aunque de buena calidad pienso que era congelada.

El pan que acompañó la cena, elaborado por ellos fue bueno.

Para beber tomamos una botella de agua y una botella de vino blanco, Auzells 2021 DO Costers del Segre, Bodegas Tomás Cusiné en el Vilosell. Cepajes : Macabeu, Sauvignon blanc, Chardonnay, Riesling y Albariño. Crianza en contacto con sus lias durante 6 meses. Vino fresco, mineral, redondo, persistente en boca y con mucha personalidad. Vino que nos gustó y que  ya conocíamos gracias a SocdeSitges  que nos lo hizo descubrir en el 2020.

No tomamos postres, finalizamos con un par de cafés y unos petits-fours.

La cuenta ascendió a 53,18 €/persona. Buena RCP .  Un restaurante para visitar si se está alojado en el hotel.