El Capricho de Mislata

Local situado en la vecina población de Mislata que en realidad no tiene separación física de la capital, amplio y que tiene en proyecto abrir un nuevo espacio en la misma calle para dividir el negocio en dos: hamburguesería de calidad y un local asador de máximo nivel. De momento estamos en un local que tiene buenas hamburguesas gourmet y buenas carnes al plato, sobre todo en la nevera de conservación a la vista.

El espacio físico actual tiene una distribución que permite pequeños grupos de comensales; decoración con maderas y muebles que semejan el comedor de casa, mesas de maderas desnudas, sillas poco cómodas, buenas copas de vino, servilletas de calidad y vajilla y cubertería correcta. El servicio de sala capitaneado por Mariela, la mujer de Diego, chef y dueño, que se encarga de la vigilancia en cocina y de atender y presentar los platos, especialmente las carnes, bien complementados por el resto del equipo incluido algún familiar. 

La carta de bebidas es muy clásica y sin duda a pesar de la colaboración de Manuela (ex Quique Dacosta), con precios algo más elevados de la media, lo que es una pena porque el comensal suele entrar ya con una idea del precio a gastar y se tomará un vino peor o mejor (y así será su recuerdo) de lo esperado. Hay algunos viejetes de grandes vinos y cosechas pasadas que pueden ser un aliciente extra para buenos bolsillos.

La carta de comidas se basa en las buenas carnes de buey y vaca rubia gallega del pueblo de Outes (casi todas) tanto en muchas de las entradas como en los principales. El chef y maestro parrillero Diego Corrales, profundo conocedor de las carnes maduradas durante muchos años, fue finalista del concurso nacional de parrilleros en su segunda edición, pues no en vano procede de los charrúas de Uruguay  (beluá = vaca en charrúa) y es como si un valenciano estuviera por allí haciendo paellas: lo lleva en la sangre y disfruta su trabajo con las brasas de kamado y procura, raro en gente de esas latitudes, dejar la carne en un punto menos que medio; yo también creo que es el mejor punto de estas carnes que ya están algo deshidratadas por el paso del tiempo.

Las carnes necesitan un tiempo de atemperado antes de pasar por brasas por lo que se necesita un poco de paciencia en la salida de los platos y no tener demasiada ansiedad en los entrantes; también hay que dejar un huequito para los postres a cargo de  pues merecen la pena (y ahora en raciones más pequeñas y acordes a un postre individual o levemente compartido. Tampoco se descuida el tema del pan que es un pan de hogaza cuadrado (estilo gallego) y servido caliente en mesa de forma secuencial según necesidades de las que conviene reprimirse para llegar a final de meta; por si fuera poco viene una mantequilla mezclada con grasa de buey para acompañar al pan.

Empezamos la espera de los 4 comensales aliviando con unas cervezas de presión de Estrella Galicia y 1906 tostada; unas cuantas aguas con o sin gas a lo largo de la comida. Seguimos con un buen Malleolus 2021 que solicitamos varias veces el vino y que llegó casi con la carnes lo que permitió tener suficiente con una botella; descorche, dado a catar y primer servicio más algunos rellenados fue la buena aportación de la casa en este apartado.

Para comer y tras la exposición del propio Diego de sus opciones de carta y de fuera de carta, elegimos:

. aperitivo: unas lonchitas de buen salchichón con unos colines para la espera, por cortesía de la casa.

. cecina de León de larga maduración (16-22 meses): recién loncheada y cortada en finas láminas con un vista brillante y marmoleada con sabor muy adecuado y cercano al umami.

. tomate del Perelló: comprado a Josefina, una granjera vendedora en MercaValencia aliñado con un Oli OLi AOVE, un aceite de Requena y lascas de sal; creo que fue cortesía de la casa. Magnífico.

. puerros a la brasa con papada ibérica con almendras fritas: un par de puerros (cortados por el centro) en doble textura pasado por las brasas dejando por dentro la salsa propia romescu y con la papada madurada durante 2 años por encima. Muy buen bocado.

. empanadilla criolla x 2: media empanada por persona, rellena de picaña madurada de vaca y cortada a cuchillo braseada y guisada. Muy recomendable.

. alcachofas confitadas al cardamomo, cecina con yema de huevo: buenas alcachofas en dos cocciones y confitadas 6 horas e infusionadas con cardamomo y vainilla con la yema de huevo campestre emulsionada con aceite y se pasa al sifón haciendo una espuma con una cecina bien curada y por encima se ralla una trufa negra de temperada para que no aporte textura sino sabor.

Las carnes nos fueron presentadas para conformidad antes de empezar la comida y se sirve trinchada al centro y servida en parrilla para mantener calor. Acompañan a ambas unos muy buenos pimientos del piquillo asados y aliñados en el aceite. Las carnes fueron:

. ribe eye: buenos ojitos de costilla, tiernos, fileteados, gran sabor y textura mantequilla. Perfecto.

. chuleta: chuleta de lomo bajo de ternera gallega de pasto madurada más de 180 días, en la que hay mucha carne y un hueso mucho más ligero de lo habitual. Gran sabor con un transfondo de bellota y de recuerdo de jamón ibérico. Magnífico.

. postres de Mariela: compartir Pavlova de ensueño, una nube de merengue y corazón de frutas, bien de contrastes de texturas pero no acabó de impresionar. También pecado de chocolate un bizcocho, tipo brownie relleno de un chocolate de muy intenso sabor (70%) con un poco de chocolate con leche que casi no se nota; en realidad gana por goleada la de chocolate. Son postres, tartas, de muy alto nivel de pastelería a los que hay que llegar porque merecen la pena.

Unos buenos cafés y te más unos chupitos de cortesía, para un buen rato de sobremesa aprovechando que nuestro espacio, a la entrada a la derecha y pegados a la cristalera, se separa del resto de la sala por un biombo de caña y madera.

Abrió casi en pandemia y ahora ya ha despegado (comedor lleno) y ya está a punto la ampliación con el nuevo Beluá asador de lujo, con más de 200 metros aunque buscando un aforo reducido para calidad y comodidad del cliente con maduraciones de más de 2 años (y análisis bacteriológicos mensuales) en ese nuevo asador de lujo. Local a peregrinar por los carnívoros sobre todo para los de largas maduraciones para comerlo allí o para llevártelo a casa desde su tienda Beluá gourmet. Muy al estilo de El Capricho pero en Mislata; no es barato pero la calidad, y más en carnes maduradas, se paga. Casi ná.