Restaurante Barretes Ca´s Xorc en Sóller (Mallorca)
Restaurante Barretes Ca´s Xorc
País:
España
Provincia:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
51,20 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
51 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.5
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
8.5
RCP CALIDAD-PRECIO
8.5
Opiniones de Barretes Ca´s Xorc
OPINIONES
1

Pep Luis Mayor es el chef y su apodo es Barretes que da nombre al local. Es profeta en su tierra ya que gran parte de su desarrollo profesional lo ha hecho en su lugar de nacimiento, Sóller; incluso donde se formó, en el hotel Ca´l Bisbe (en el centro de la población), luego recorrió mundo y volvió para ser el chef responsable en 2019; este año ha inagurado su proyecto más personal en el hotel Ca´s Xorc Luxury Retreat, en la montaña de Sóller camino de cala Deyá.

Nadie es perfecto y aquí hay un pero. Cuando dejas la carretera y giras para entrar y pasar a una carreterita estrecha y mal asfaltada con importantes baches mientras vas ganando altura camino del restaurante. Al estar ubicado en la montaña entre bancales de olivos centenarios y limones por doquier, te encuentras con que a penas hay espacio para aparcar y si tienes que hacerlo en bancales inferiores, tienes una buena subida para hacer ganas de comer. Cuando llegas arriba hay premio: estás en una cuidada terraza, jardines, olivos que te llevarías a casa si pudieras y unas preciosas vistas del pueblo de Sóller en el valle.

Está ubicado en una sala cuyo eje central es una prensa, creo de aceite, y una bonita decoración rústica con mesas lujosamente vestidas con buenas copas cubiertos y vajilla, amplias cómodas, separadas, destacando hasta los bajoplatos. Nos colocaron en una redonda que parecía que nos faltaban un par de comensales. El resto de la antigua finca mallorquina son las estancias del hotel y su propia huerta

La carta de vinos está bien cuidada con buenas referencias poniendo énfasis en vinos locales con pocas opciones de vino por copas; curiosamente los vinos están referenciados por bodegas y no por etiquetas y llevan la información de sus uvas (cada vez más importante) y sus correspondientes DOs. Tomamos un ÁN/2 del 2020, muy bien servido como corresponde a un hotel de lujo con rellenado continuado de copas sin apretar. Un par de botellas de agua grandes completaron la parte líquida.

Su carta de comidas no es amplia sino más bien corta: unos pocos entrantes, un par de pescados (uno es arroz con pescado) y 4 carnes (uno es el mismo arroz, pero versión carne. Tiene por encargo un menú especial llamado "Menú de la Naranja" del valle de Sóller (39€) y desconozco si es solo en esta época. Hay que encargarlo en el momento de la reserva y tiene la opción de un plato extra (10€) de terrina de foie demi-cuit que no pedimos, aunque luego he leído que el foie lo trabaja muy bien y quizás hicimos mal. Al final comimos:

. suau orange, tónica y naranja: curiosa bebida a modo de coctail de bienvenida; una versión mallorquina del agua de Valencia (cava y naranja). Gustó.

. espuma tibia de patata y trufa con taquitos de panceta confitada con salsa barbacoa: un entrante tibio, como su nombre indica, pero que me pareció a la temperatura perfecta para una primera entrada en el cuerpo y más en un día que había empezado ventoso y lluvioso. Muy delicado en textura, bien de sabor notándose los ingredientes pero armonioso. Muy bien.

. mil hojas de pana carasatu y tártaro de atún rojo, burrata, ensaladita de gajos de naranja, yema curada y aceite de oliva: de nuevo muchos ingredientes bien armonizados con sabores muy distintos pero armonioso; muy buena presentación. Muy bien.

. magret de pato a baja temperatura con gyozas de confit de pato, remolacha y salsa de naranja y hoysin: diferentes texturas y como hilo ensamblador una salsa elegante, sabrosa, intensidad justa... perfecta. Muy bien.

. borrachito de cítricos con granizado de naranja, cremita de chocolate blanco y cacao: un defecto, demasiado minmalista; un plato que Chicote se comería, como bien dice, hasta un pozal. Excelente.

Unos buenos cafés y un rato de descanso tras las numerosas curvas pasadas para ir y para salir de Sa Calobra (aunque merece la pena) antes de bajar a la capital que nos espera la merienda con cocas y otras a modo de empanadillas de elaboraciones locales.

Tuvimos suerte porque pillamos el primer día de la nueva temporada ya que es un sitio que hay que conocer.

 

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