Un local abierto unos pocos días antes de la pandemia y que en poco más de un año (en teoría, pues en realidad ha estado abierto mucho menos) consiguió uno de los premios Cacau d´Or (equivalente a los Oscar o la estrella Michelín, en los almuerzos) con el trabajo y el buen hacer de Daniel en cocina y de Alexandra en la barra y en las mesas, tan jóvenes como trabajadores (abren a las 6 de la mañana) y con una estrella sobresaliente, "les coques", dentro de una cocina de proximidad y de mantener las tradiciones, pues hasta les coques se las hace Daniel.

¿El local? Pues un espacio a las afueras del pueblo con unas pocas mesas en terraza, ahora imposible porque allí hace frío. El interior no es grande pues entras directo a la barra y allí te puedes quedar extasiado delante de cazuelas y cazuelas de guisos tradicionales, seguido de les coques de todos los ingredientes posibles y que cambia cada semana; a la izquierda está la cocina a la vista y Daniel siempre de espaldas trabajando y detrás de la barra la simpatía de Alexandra que te explica cada una de sus coques de qué y cómo están hechas; en el lateral unas pocas mesas de dos personas y al fondo ya se abre más el local y hay opción de unas cuantas mesas más. De adorno en la pared una sobrasada de tamaño familiar pero de familia numerosa de las de antes, para 18 ó más (mide como metro y medio).

Por supuesto aquí hay mantel de papel, servilletas de papel, vasos y platos básicos porque lo importante está dentro del plato. No hay oferta de vinos, así que optamos por el vino de la casa (amén de un doble de cerveza) y la correspondiente gaseosa para completar la tradición del "esmorzar popular". El gasto incluye la bebida, una ensalada valenciana con lechuga tomate aceitunas y encurtidos pero que incluye alguna alga marina y unos cacahuetes con corteza (reglamentarios) en ración escasa para los 4 comensales (la misma ración era para uno o dos). Hay cocina tradicional pero incluye algún guiño a sus experiencias y formación anterior como las algas en la ensalada y algunos guisos de cocinas sudamericanas.

La verdad es que cuesta trabajo elegir entre la variedad de coques y de guisos. Estos últimos se sirven en cazuelita de barro calentada y con media barra de pan en rodajas porque todas ellas son de guiso chup chup y toma pan y moja. Tomamos:

. coca de longaniza, chorizo y morcilla con patatas panaderas y cebolla frita

. coca de tocineta (chuleta de aguja) con pimiento rojo cebolla y huevo

. coca de presa verduritas huevo mayonesa de trufa y queso

Las cocas tienen una masa de pan muy esponjoso, con una textura muy agradable y buen sabor. De los ingredientes ya depende del gusto de cada uno y de lo que hay ese día, pero puedes elegir a ciegas y acertarás.

. guiso de caracoles: buen nivel de picante, buen guiso y falta de otros tropezones.

. guiso estofado de ciervo: sin duda el mejor de todos los guisos; perfecta la carne, buena ración, para no parar de mojar pan en la salsa. Imperdible.

. guiso de manitas de cerdo: faltas de rock and roll, faltas de melosidad. Habría que darle una vuelta al especiado y al guiso.

. guiso de chipirones y habitas: muy sencillo, cantidad algo más escasa, buena compañía de las legumbres.

Por supuesto se quedaron en el tintero otras cocas y otros guisos: magro con tomate, callos, etc... Como comentamos: "sería un peligro tenerlo a la vuelta de casa". Está a más de 100 km y no descartamos volver.

Rematamos con unos cremaets que resultaron correctos aunque poco calientes. Una sobremesa final arreglando el mundo que, como dice Daniel, es la mejor señal de que se ha hecho un "bon esmorzar". Y así fué.