Sopresa agradable cuando encuentras un restaurante sin ciencias quimicas

Sopresa agradable cuando encuentras un restaurante sin ciencias quimicas ni nitorgenos de por medio. Un montaje realmente sorprendente: restaurante pequeño pero suficiente, dos anfitriones jóvenes y con ganas. El resultado los seis platos que nos ofreció el que rige en los fogones, para acompañar Llagrimes de Tardor 2003, redondo y equilibrado. Parada obligatoria en la Costa Dorada y empezar a reconocer la OTRA oferta gastronómica que se cueze en Cambrils.

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