Un local situado en el paseo marítimo, a pie de playa, que se basa en un buen producto y una cocina sencilla soin complicaciones ni sorpresas. Si te gusta ir de picoteo o de raciones compartidas, aquí tienes una buena opción.

El exterior es bonito aunque no hay mesas fuera (quizás en mejor clima se pongan). La parte interior tiene forma de L con una parte del comedor hacia el lateral de la amplia plaza y la parte frontal cara al mar. En el interior las mesas tienen manteles individuales, son amplias, con sillas cómodas, vajillas, vasos, cubiertos sencillos, copas de vino correctas. El servicio en sala es amable, cercano y eficaz; el ritmo de salida de platos de cocina muy bueno, aunque en verdad eramos muy pocos para cenar.

La carta de comidas es amplia, incluso demasiado amplia y se compone de entrantes (tapas) quizás lo más esperado y recomendado, unas calientes y otras frías, algunas pocas pastas, muchos arroces, bastantes pescados y sin olvidar postres todos(o casi) caseros. La carta de vinos es mucho más corta, con buena información de los vinos ofertados y buenos precios; se compone de 8 blancos (entre 13-16€), un par de rosados (mismo rango de precios) y otros 8 tintos (entre 14-30€) más clásicos con alguna excepción; un poco más de variedad en el rango de precios estaría bien. Unas pocas opciones de vino por copas que se agradece siempre.

Cuatro para cenar como parte de un fin de semana gastronómico, con la intención de picotear entre las dos comidas principales seleccionadas; la verdad es que entramos sin mucha hambre a pesar de un largo paseo por la parte antigua de la ciudad tan interesante como poco visitada, y sobre todo, pensando en lo comido y en lo por comer de mañana, peor nos fuimos animando al ver las opciones y recomendaciones. Elegimos para beber unos Balancines crianza 2015, punto rojo (15€) que me sorprendió la añada, la etiqueta que ya ha cambiado e incluso el coupage, que acompañó bien por su ligereza a los platos compartidos en buenas raciones, y que cenamos:

. buen pan y por gentileza unos platillos de tomate rallado y de un ligero alioli

. parrillada de gamba roja sobre costra de sal marina: en teoría lleva 8 piezas pero pedimos añadir media ración más y con la complacencia del local, se atendió sin problemas. Es tan fácil y ganas la cliente. Buen tamaño, buena calidad, sin exceso de plancha ni de sal. Recomendable.

. fritura de pescado de la bahía: contiene salmonetes, boquerones (su especialidad), puntillas, anillas de calamar y algún que otr pescado: bien la fritura y rebozados, nada de aceitosos. Bien.

. calamar a la parrilla con aceite de ñoras y aceitunas negras: buena pieza, bien resuelta, carne algo dura; la salsa aporta y bastante lo que no suele ser habitual. Bien.

. salteado de habitas con chipirones: mejor de sabor que de presencia. Cumplió bien.

. tarta Tatín: bien presentada con adornos de helado (no recerdo sabor), chantilli y frutos secos troceados por encima. Bien.

Por supuesto hizo falta agua, hasta dos de agua con gas y una grande sin gas (los arroces de medio día se notaban. No hubo ni cafés ni infusiones ni extras, pues se impuso el raciocinio auqneu ya hablábamos de desayunar (y así fue de forma super agradable) en Thalassa en terraza orilla de mar con unas vistas de ensueño, con su café, zumo de naranja y su tostada de queso y jamón con tomate. Algo que no hay qwue perderse en la ciudad.