Caminante no hay camino...

Nueva ocasión y necesidad de parar a comer camino del norte y una vez pasada la inseguridad temporal de la circunvalación de Madrid, hay varias opciones alejadas de esas comidas impersonales en ambiente de gas oil. Al menos si se puede elegir por cuestiones horarias.

De nuevo visita a este local que me gustó hace un tiempo. No hay cambios ni en el parking que por cierto son 3 horas gratis lo que da para comer más que tranquilamente. El local no ha variado ni un ápice y se surte de gente local (casi todos se saludan al entrar) y algún visitante de la zona.

Mantiene un aire de sidrería-mesón castellano, con cocina tradicional y raciones asturianas (cocina maximalista). Servicio rápido eficiente y amable. No hay cambios en las cartas de comidas y bebidas que haya podido apreciar. Siempre hay platos del día de forma complementaria.

Para beber y condicionado por la carretera nos limitamos a una cerveza y un tinto de verano preparado personalmente. Para comer y todo de forma compartida:

. aperitivo por cortesía de la casa: un par de canapés bien preparados.

. fabada asturiana: un buen plato de fabes de buen nivel tiernas, enteras y con abundantes tropezones de embutido y jamón que están en la foto en la base del plato cubiertos hasta arriba por las fabes. Dió para los dos. Recomendable.

. ensalada: diversas verduras, tomate, cebolla... buena cantidad y variedad. Cumple.

. cachopo de queso suave: con 4 opciones hubo que acomodarse a la de queso más suave, buen jamón y pimientos de piquillo en el relleno; buena calidad de la ternera y un rebozado crujiente pero sin excesos de pan. ¿La ración? pues basta ver la foto que hubieran comido de 3 a 5 personas. Recomendable.

. flan casero con nata: muy bien de sabor y textura.

. tarta de Santiago: una ración amplia de una buena torta de almendra casera, aunque fue lo menos asturiano en tamaño de toda la comida.

Terminamos con unos chupitos (tamaño vaso de agua) de crema de orujo que suplieron a esa falta de opción de cafés que no acabo de entender, aunque supongo que es aquello de evitar un café en la terraza exterior al solecito, de varias horas de duración. Luego nos quejamos de que nos pongan límites horarios.

Y a la carretera..... que se hace camino al andar (o al conducir en tiempos modernos post Machado).