Un sitio mágico y maravilloso, recibimos un trato muy especial. Fuimos un grupo de amigos y nos han dejado poner nuestra propia música, hemos comido, bebido y bailado al ritmo de flamenquito toda la tarde. El bar de tapas del Molino del Conde es un lugar donde la tradición se une con la vanguardia, en un entorno rústico nos sirvieron cocina imaginativa.

Es un antiguo molino cerca de Castellar de la Frontera, un pueblo muy bonito dentro de un castillo, facil aparcamiento si no en la puerta, al otro lado de la carretera. El entorno es muy bonito y la cocina muy imaginativa y regionalista. Sobresalen los guisos de pescado y la presa del cura. También unas empanadas pequeñas de carnes y vegetales muy buenas.