Hace ya bastante tiempo que unos buenos amigos que tienen fijada su residencia laboral en Alicante me hablaban insistentemente de este sitio. – Te tenemos que llevar a probar el sushi de Enso. Es de lo mejorcito – me decían. La ocasión se presentó el pasado viernes noche y para allá que me encaminé. Si la memoria no me falla, hacia más de seis meses que no me había alejado tanto de casa. ¡Cosas de esta triste normalidad que ahora nos toca vivir!

Enso sushi es una pequeña cadena de restaurantes con cinco locales repartidos por Alicante y Murcia. Su tarjeta de presentación es la selección cuidada del producto y un trato esmerado del pescado que entra en sus cámaras. Después de haber cenado allí puedo confirmar que efectivamente ésta es la mejor calificación para definir la filosofía de su propuesta.

El restaurante de Alicante está en una ubicación excelente, en pleno centro y muy cercano a la concurridísima explanada de la ciudad. Ocupa un bajo que hace esquina lo cual permite la apertura de varios ventanales que, de día, seguro dotarán a la sala de gran luminosidad. No fue éste nuestro caso aunque la iluminación nocturna esta cuidadísima y es muy apropiada: combina la luz cálida e íntima general con unos pequeños focos que resaltan cada uno de los platos que salen al centro de la mesa. Mobiliario elegante, techos altos, mesas auxiliares, cocina a la vista… todo con mucho gusto lo cual nos supone una clara invitación al relax y disfrute. Comencemos:

- Sake, lima-limón y azúcar: mini brebaje que nos ofrecen como aperitivo de  bienvenida. Curioso aunque no soy muy fan de estas bebidas a temperatura ambiente.

- Pescado blanco con caldo de centolla: otro pequeño aperitivo antes de pasar a palabras mayores. Fina y elegante la témpura y sabroso el caldito que acompaña al pescado.

- Sashimi moraiawase: Espectacular puesta en escena con los tacos de pescado (de calibre considerable) colocados sobre unas hojas que descansan a su vez sobre hielo picado: gamba, atún, salmón, lubina, lecha y salmonete, creo recordar. Impresionante la frescura de todos ellos sorprendiendo gratamente el sabor intenso de la lecha.

- Cangrejo de concha blanda: se presenta tempurizado y supone un bocado excelente. Únicamente lo había probado en Nozomi (Valencia). Idéntica preparación y mismo resultado: acojonante.

- Gyozas de gambón: muy ricas. A diferencia de muchas otras, en éstas sorprende un ligero toque crujiente de la masa que comparte protagonismo por igual con el relleno de las mismas.

- Uramaki ebi: rollo recubierto de aguacate y con el corazón de salmón y langostino tempurizado. Un clásico que nunca cansa.

- Frutomaki tempurizado: Espectacular la témpura, etérea y carente totalmente de aceite. A estas alturas ya totalmente entregado a la cocina de Enso.

- Uramaki atún picante: las piezas de arroz se presentan tumbadas y, sobre ellas, una especie de tartar de atún con la salsa picante como ligazón. Muy rico.

- Uramaki unagi: relleno de salmón y vegetales, cobertura con anguila ahumada y salsa de anguila por encima. Excelente.

- Nigiri enso: Ventresca de atún y foie flambeado. Puro placer, un bocado hedonista que bien merece la visita.

- Nigiri especial: Nuevamente atún, huevo de codorniz, trufa y un crujiente de remolacha que dificulta un tanto la ingesta y no aporta nada a parte de vistosidad.

- Gindara: Nombre que se le da al bacalao negro. Perfecto de cocción aunque no resulta especialmente sorprendente al lado de todos sus antecesores. Prescindible.

- Trufas de chocolate: sencillez para rematar con un toque dulce una muy buena cena y contentar así a los más golosos de la mesa.

Tomamos cervezas Kirin al inicio y un excelente Do Ferreiro Cepas Vellas que maridó de forma acertada todos los platos. La carta tiene suficientes referencias y los precios no son excesivamente elevados. El servicio siempre educado y eficaz aunque un tanto encorsetado. Se echa en falta un poco de cercanía y naturalidad en el trato.