Nuevo en Xeresa

Nueva propuesta gastronómica en el pueblo de Xeresa, pequeño municipio en la comarca de La Safor situado a escasos ocho quilómetros de Gandía, la capital comarcal. El local se asienta sobre lo que fue el antiguo Bar Serra que ha permanecido cerrado durante muchos años. De aquella casa sólo se ha conservado la estructura de la barra. ¿El resto de elementos? Todos nuevos creando un estilo un tanto ecléctico, pero combinando con gusto mobiliario moderno y elementos decorativos más tradicionales. Llama poderosamente la cocina abierta donde el personal trabaja de forma impecable: limpia, silenciosa y ordenada.

Al frente de la misma se encuentra el cocinero Aitor Jorda que toma las riendas de su primer restaurante propio tras años de formación y éxito en cocinas como las de Peix y Brases y Hotel Marriott en Dénia o Tasta’m en Ondara. Su cocina refleja ese recorrido combinando con certeza la elección de un producto de calidad pero que no conlleva que se dispare en exceso la cuenta final, una concepto tradicional como base de sus creaciones y unas combinaciones más contemporáneas con ciertos toques internacionales.

En el día de la visita decidimos no preocuparnos en la elección de los platos y dejarnos llevar por un menú ad-hoc que nos preparó Aitor sobre un precio que le dijimos. ¡Ojo! El menú que se expone a continuación no es el que se ofrece normalmente. Éste excede en número de platos y en precio. La oferta diaria a mediodía es un menú con tres entrantes, principal y postre que se ofrece por 18,00 €.

 

- Croqueta de jamón.

- Sam de quínoa.

- Pan de cristal con calamares.

- Pata de pulpo semihorneada.

- Ventresca de bonito.

- Sorbete de limón.

- Carrillera ibérica con puré de remolacha.

- Selección de quesos.

- Láminas de piña.

- Suflé de chocolate.

 

La simplicidad en el enunciado de los platos esconde cierta complejidad en muchos de ellos. Exceptuando la croqueta y los quesos del Maestrat, la mayoría de propuestas conjuntan varias preparaciones y diversidad de ingredientes que acompañan al principal a modo de guarnición o salsa. Se intuye mucho trabajo de mise en place antes del servicio de comidas. Brillan de manera especial el bocadillo de calamares por su técnica y sabor, el pulpo, producto que jamás deja de sorprendernos, la carrillera por su cocción excelsa y el postre de piña que aporta frescura y ligereza.

El servicio en sala corre únicamente de manos de Sara Agostinelli que se desenvuelve con soltura a la hora de sacar platos, explicar el cocinado o servir el vino. Acompañamos el festín de tres grandes vinos: Tamtum Ergo Rosé, Belondrade y Lurton y Valderiz, cosa que aumentó un tanto el ticket final. En definitiva, una agradable comida, un proyecto ilusionante en tiempos difíciles y un local a seguir muy de cerca esperando que nos aporte buenas dosis de placer.

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