1477 fue el año en que un cocinero del rey de Nápoles, Robert de Noia, escribió el Llibre de Sent Sovi, primer recetario de cocina en lengua catalana y el nombre del restaurante que lleva este nombre en el Hotel Camiral en el PGA Catalunya Resort en Caldes de Malavella, donde antaño estuvo situado el Hotel Melià Golf Vichy Catalán.

Alojados en el Hotel, decidimos cenar la primera noche para conocer su cocina. El restaurante está situado en la planta -1 del hotel, con una gran terraza con excelentes vistas a la piscina, a un pinar y al campo de golf. El restaurante se inauguró al mismo tiempo que el hotel en el 2016 , que está totalmente diseñado con un gusto exquisito por Lázaro Rosa Violan.

Nos colocaron en la terraza, en una mesa bien situada, bien separada del resto, bien vestida, con mantel, buenos cubiertos, buena vajilla y copas correctas. El servicio de sala deja que desear, el personal no está a la altura, falta profesionalidad, es lento.... Me parece bastante difícil de entender que un hotel de lujo de estas características y en general con un personal de alta profesionalidad, pueda tener un restaurante con un servicio mediocre. El servicio del vino es mejor, con descorche, primera cata y servicio continuado. Tanto la carta del menú como la de los vinos estaban presentadas en QR.

La cocina es buena, tienen buen producto y bien cocinado.

Cenamos lo siguiente :

Como aperitivo nos trajeron dos vasitos de gazpacho. Bueno

Como entrantes tomamos :

Ajoblanco con langostinos. MC lo encontró bueno.

Raviolis fríos de bogavante y verduras con vinagreta de chalotas, brotes tiernos y cebollino. Bien cocinado, bueno

De segundos :

Rape asado con cebollitas, setas, ñoquis de patata y salsa de pollo asado. Buen plato aunque algo copioso con mas acompañamiento que rape.

Rodaballo a la brasa con romesco, crema de pimientos y cebolla tierna escalibados con espuma de romesco. Buena presentación, buen punto de cocción y buena calidad del producto aunque el espesor del rodaballo era un poco limitado.

No tomamos postres.

Para beber tomamos una botella grande de agua y una botella de vino blanco Finca La Garriga 2019 DO Empordà (La añada de la botella en la carta  figuraba como del 2018). Bodegas Castell de Peralada. Variedades de uva : Chardonnay 70%, Samsò blanc 30%. Crianza 6 meses en barricas de acacia con battonages periódicos. Color amarillo dorado, fresco, elegante, redondo, muy equilibrado y con mucha personalidad. Es un vino que me gusta. Al abrir la botella, me di cuenta que habían residuos y pedí que me la cambiasen. El que supongo que era el jefe de sala me propuso en su lugar decantarlo y así se hizo satisfactoriamente en un decantador vertical, que pudo enfriarse sin problemas en la cubitera.

Finalizamos con 2 buenos cafés y unos petits-fours.

La cuenta ascendió a 71 €/persona. RCP floja. Algo subida de tono. Al leer la cuenta me di cuenta que nos habían cargado 20 € mas por unos cócteles que no habíamos tomado, pero la rectificaron sin ningún problema. Buena cocina, aunque el acompañamiento en los platos principales fuese mas importante que el protagonista. A mi parecer, tiene que mejorar mucho el servicio de camareros... tal vez mi experiencia estuvo desdibujada por la problemática relativa a la pandemia/servicio. No lo recomiendo para ir expresamente, pues está abierto al publico en general, pero si se está alojado en el hotel se puede intentar la experiencia. Cuando volvamos al Hotel, una vez que la Covid 19 se haya esfumado, tal vez lo visitaremos de nuevo para comprobar la calidad del servicio.