Comida con amigos visitando por vez primera este coqueto restaurante del barrio de Santa Caterina (tocando el Born) que, aunque no tiene buena fama en cuanto a seguridad, cuenta con muchos sitios donde comer bien sin quemar la Visa. El local no es muy grande pero se puede considerar acogedor con sus paredes de ladrillo, mesas de madera, música suave y un ambiente en general entre bohemio y distinguido. La cocina se puede considerar en cierta manera de autor. 

Éramos 4 y compartimos tres platos:

- Croquetas de rabo de buey (7.70 eur, 6 en total). Muy bien elaboradas aunque el rebozado algo grueso para mi gusto. Relleno sabroso y buena cantidad por el precio. 

- Pimientos de Padrón con sal ahumada (6.50 eur). Una tapa sencilla pero muy bien elaborada. 

- Pan de coca con tomate (3.30 eur). No me gustó mucho porque estaba demasiado tostado (quemado en algunas partes) y se rompía. Entiendo que fue un lapsus.

Para beber, unas aguas (2.15 eur) y una Coca-Cola Zero (2.35 eur) quizá lo más caro de la comida. Una botella de Rioja Ramón Bilbao (16.90 eur) puso el punto justo de distinción. Muy buen trato del vino enseñando la botella y dejando el corcho al lado. Copas correctas aunque no top y buena temperatura (conservado en nevera a 13ºC).

Como platos principales dos de nosotros tomaron hamburguesas con queso manchego, bacon, cebolla y mostaza (acompañadas de patatas corte tipo bravas) que se cotizaban a 12.50 eur. Probé un poquito y la carne no me convenció aunque las patatas sí me gustaron. Otro amigo dio buena cuenta de un solomillo de ternera con salsa de vino (15.90 eur). Mi elección fue salmón a la plancha sobre wakame con mayonesa de kimchi (13.70 eur). Muy bueno el pescado y su punto de cocción aunque quizá la mayonesa le restaba sabor. El alga wakame estaba rica (aunque menos fresca supongo que por contacto del salmón) pero no creo que fuera el mejor acompañamiento. Aun así un plato de notable alto. 

De postre tomé una tarta de limón (tarta del día) que creo que costó algo más de 5 euros. Muy rica tanto la cobertura más suave como el relleno. La base estaba crujiente lo que era un indicador de su frescura. También se pidieron dos tiramisús (5.10 eur) bastante ricos también aunque no me convence lo de ponerlos en esos tarros... Pedimos para acabar unos cortados que me parecieron algo cortos de café servidos en vasito delgado (la cuchara casi no cabía...).

Comentar que íbamos con descuento del 30% de El tenedor pero que no nos cuadró el precio... calculando ese porcentaje sobre la suma de la comida nos salía que el descuento tenía que ser 5 euros mayor. Lo comentamos y nos dijeron que los postres no entraban en el descuento (nos pareció un poco raro más que nada porque descontando los 3 platos dulces entonces salía una cifra menor). Al poco nos invitan a unos chupitos como para compensar el asunto. Esto no empañó una buena comida. 

En resumen, un lugar muy recomendable en el que, incluso sin el descuento, se puede comer muy bien por poco más de 30 euros. Para repetir sin duda alguna dado su cocina creativa.